e l XC90 inicia la remontada. La llegada de una nueva y competente edición procura al SUV de Volvo el impulso necesario para recuperar posiciones. Una sutil evolución del sobrio pero elegante diseño sueco y un derroche de tecnología poco habitual permiten que vuelva a erigirse en referente de la categoría Premium. Confortable, refinado y muy bien pertrechado, el corpulento multiusos (ofrece hasta siete plazas) comienza ahora a desplegar un reparto de cinco motorizaciones -diésel D4 y D5 (190 y 225 CV), gasolina T5 y T6 (254 y 320 CV) e híbrida enchufableT8 (400 CV)- y cuatro acabados. La horquilla económica, entre 53.900 y 83.495 euros, mejora la oferta de sus competidores.
Al XC90 saliente, gestado en 2002, le pesaban los años como una losa. La creación nórdica, pionera en el segmento SUV de prestigio, se había ido quedando fuera del juego que impone la avalancha de propuestas más jóvenes y mejor preparadas. Por eso era previsible una reacción por parte de Volvo. Esta se ha hecho esperar más de la cuenta, pero el retraso no ha hecho sino alimentar su contundencia.
La firma escandinava dice ahora la última palabra con un proyecto predestinado a marcar época. La segunda (y tardía) generación del XC90 asoma al mercado evidenciando abundantes y decisivos progresos. Lo hace, eso sí, envuelta en un diseño armonioso y distinguido, pero nada arriesgado. Sobre la base de una innovadora plataforma modular ligera, Volvo construye esta colosal berlina familiar apta para ir al campo. Su aparatoso aunque relativamente esbelto envase de cinco puertas -logra un coeficiente aerodinámico brillante (0,30)- ocupa 4,95 metros de largo, 2 justos de ancho y 1,77 de alto. Los casi tres metros de distancia entre ejes permiten armar una cabina holgada con siete plazas en tres líneas de asientos escalonadas a distintos niveles; al extraer la tercera fila (admite ocupantes de 1,70) de su compartimiento en el piso del portaequipajes, la capacidad de este mengua de 671 a 310 litros.
La ambientación interior emana un exquisito minimalismo. Prueba del mismo es la práctica ausencia en el salpicadero de botones e interruptores; sus funciones se ejecutan por medio de la magnífica pantalla táctil vertical que lo preside. Los materiales, las combinaciones cromáticas, el pequeño volante que contrasta con la gran consola central? todo contribuye a transmitir una nítida impresión de calidad; esa sensación se acentúa, claro está, en las puestas en escena más pródigas, suntuosas y costosas.
El XC90 cuenta con todos los recursos de bienestar, protección y asistencia a la conducción imaginables; también con algún otro que, por inusual, resulta insospechado. A los elementos habituales en el estamento Premium, que son los que acopia la versión básica, las tres definiciones siguientes van añadiendo otros más sofisticados. Una de las aportaciones más originales del modelo en materia de seguridad es el dispositivo que, para prevenir lesiones, activa los airbags de cortina laterales al detectar una posible salida de calzada. El XC90 también tiene a su servicio un sistema de frenado automático en los cruces, otro que en los atascos emula las evoluciones del vehículo precedente para impedir percances, además del ya conocido City Safety que evita o minimiza colisiones por alcance en ciudad.
El catálogo de la nueva estrella sueca contempla cinco alternativas motrices diferentes. Todas ellas trasfieren su energía a las cuatro ruedas por medio del contrastado sistema 4WD. Todas emplean, asimismo, transmisión automática secuencial de ocho relaciones.