UNO de cada cuatro compradores de un BMW salió del concesionario al volante de un Serie 1 el año pasado. El pequeño de la casa fue, por una exigua ventaja de 95 unidades sobre el Serie 3, el favorito de la clientela. Aunque ese fervor ha decaído algo (copa hoy el 18% de los pedidos), el modelo sigue siendo la pasarela por la que buena parte del público cumple el sueño de acceder a una marca Premium. Por eso, la firma bávara no escatima atenciones a su compacto. Ese mimo se constata en la intervención cosmética y técnica que lo acaba de revalorizar: retoca maquillaje y decoración interior, al tiempo que pone al día el copioso reparto de mecánicas (de 109 a 326 CV) incorporando modernas unidades diésel y gasolina de tres cilindros. Hay un Serie 1 desde 25.200 euros.
En la más convencional de sus variantes, la de envase compacto con tres o con cinco puertas, el Serie 1 es un producto plural y polifacético. Plantea una oferta transversal que le permite saltar de uno a otro segmento del mercado, haciéndolo apto para todo tipo de público. El modelo, que resulta idóneo para ‘singles’ exigentes, se adapta a las demandas de parejas jóvenes con o sin descendencia; también satisface a familias que buscan un coche auxiliar y a esas otras a las que una berlina les viene grande después de que sus hijos hayan volado de casa (la literatura del marketing lo llama ‘síndrome del nido vacío’).
La renovación que asume se propone acentuar cualidades y, de paso, mitigar las secuelas de la edad. Su alcance no se permite hablar de nueva generación, sino de puesta al corriente del proyecto estrenado en 2012. No presenta modificaciones estructurales ni alteración de proporciones: el modelo mantiene los 4,33 metros de eslora en ambos formatos. El cambio más evidente es estético y afecta a la parrilla delantera, cuyos característicos ‘riñones’ aumentan de tamaño; otro tanto sucede con las tomas de aire frontales. También son nuevos los grupos ópticos, que incorporan iluminación diurna de diodos; ese sistema LED es opcional para luces de cruce y carretera. De espaldas, el Serie 1 se reconoce ahora por unas ópticas horizontales que se extienden desde los flancos hasta el portón.
A bordo varían los tapizados, la posición de algunos interruptores y el mando iDrive que controla las funciones de la pantalla. BMW plantea una terminación básica susceptible de ser enriquecida con cuatro ejecuciones complementarias (Advantage, Urban Line, Sport Line y M Sport). Sus dotaciones, que aumentan de manera progresiva, pueden incluir recursos como un nuevo asistente de estacionamiento autónomo (longitudinal y en batería), regulación activa de velocidad con función Stop&Go y nuevas posibilidades de conectividad.
La gama de motores experimenta un interesante reciclado, proceso en el que obtiene un plus de rendimiento y, lo que es más importante, pierde voracidad y malos humos. Al plantel conocido de mecánicas de cuatro y seis cilindros (la que equipa el deportivo M135i) se unen ahora unidades diésel y gasolina de tres para completar un amplio abanico de potencia. Esta se transmite siempre a las ruedas traseras, si bien hay varias versiones compatibles con el sistema de tracción total xDrive. La caja es manual de seis marchas o automática Steptronic de ocho. El muestrario motriz -lo integran propuestas gasolina de 109, 136, 177, 218 y 326 caballos, además de gasóleos con 116, 150 y 190 CV- facilita dar con el propulsor adecuado a las preferencias, a las necesidades y a las posibilidades de la amplia clientela potencial del coche.
La tarifa oficial del BMW Serie 1 discurre entre 25.200 euros, precio de la versión 116i (109 CV) gasolina de tres puertas, y los 49.900 que cuesta el M135 xDrive (326 CV) con cinco accesos. Entre ambos extremos aparecen opciones como la 118d (150 CV), que parte oficialmente de 28.300 euros.