bilbao - Miles de hojas han sido las transcritas por Maite Duque y el resto del equipo de guionistas de Goenkale para surtir de tramas los más 3.000 capítulos con los que el mítico serial de ETB 1 ha conseguido convertirse en inmortal. A pesar de haber logrado dicha hazaña, Duque asegura que no bajan la guardia: el reto consiste ahora en captar al público joven, aquel que es "infiel por naturaleza". Para ello están dispuestos a adaptar la serie, tal y como llevan haciendo hasta ahora.
Ya son veinte años como guionista de Goenkale... ¡tantos como la serie!
-Sí, imagínate que cuando empezamos en el 94 la productora Pausoka contrató a un grupo de guionistas de la productora brasileña O Globo, experta en culebrones, para dar formación al equipo que iba a formar parte de Goenkale, que iba a ser una serie de larga duración. Desde entonces he estado casi de continuo.
Ha mencionado la palabra culebrón, ¿así definiría Goenkale?
-El problema del culebrón es que tiene connotaciones muy negativas, pero es un género de ficción al que también se le puede llamar serial. No es más que serie de larga duración que tiene muchas tramas que se van liando hasta que termina muy tarde. Hemos ido cambiando el sistema para intentar adaptarlo haciendo una cosa intermedia. Ya no se emite todos los días.
¿Cuál es el momento histórico de la serie que tiene más presente?
-El momento de más audiencia fue la muerte de Gina, en la segunda temporada, un personaje muy querido en la serie que aparece muerto. Otro momento muy visto fue el secuestro del nieto de María Luisa, que en aquella época era el pilar de Goenkale.
Un secuestro que tuvo repercusión más allá de la ficción.
-Sí, la gente llamaba a ETB diciendo que habían visto al niño en Gernika, de donde era el actor. Goenkale fue una revolución para Euskadi, la gente veía la ficción tan cercana... Aunque Arralde se inventó, era el prototipo de cualquier pueblo del País Vasco. Hubo un momento en el que el público veía Goenkale tan cercano que se creía sus historias.
¿Cuáles son los ingredientes del éxito de Goenkale?
-En calidad no se puede competir con las ficciones estatales, así que aportamos cosas que aquí tienen un arraigo especial. El localismo, la cercanía, el idioma... La gente se siente identificada con los personajes de Goenkale. La sencillez también es atractiva: es la historia de lo que les pasa a los habitantes de un pueblo costero. Y la mezcla de tramas, típica en los seriales: amor, intriga y comedia.
¿Se siente alguna presión tratándose de la serie más veterana de la televisión estatal?
-La única presión que tenemos es la de las audiencias. Si lleva tanto tiempo es porque el público la ha seguido. Nuestra presión es la de crear historias para volver a enganchar: continuar dando lo que nos piden para seguir siendo la ficción más longeva.
En ese sentido, ¿el objetivo es subir la audiencia o mantenerse?
-Una cosa va ligada a la otra. Dentro de tener audiencia claro que queremos subir, pero es tan difícil... Si la gente tuviese la clave de cómo subir la audiencia no habría fracasos.
¿Les consta que haya gente que ve la serie desde el principio?
-Hay dos tipos de públicos: la gente fiel que nos lleva viendo toda la vida y luego están los que van y vienen. La gente mayor es más fiel, los jóvenes, no tanto. Tienen una cultura audiovisual tan diferente que son infieles por naturaleza. La mayoría de los chavales ve las series en Internet, sin anuncios y en el horario que quieren.
¿Da miedo esa nueva realidad?
-Pueden cambiar las plataformas, el día de mañana será todo por Internet. Más que sentir miedo creo que tenemos que estar atentos a lo que pase, para ver qué cambios se dan y saber cómo tenemos que adaptarnos. Pero al final las historias son universales y lo que nosotros contamos es una historia. Goenkale se tendrá que adaptar como se ha estado adaptando hasta ahora. El futuro audiovisual no sé cómo será, pero intentaremos sobrevivir.
¿Diría que el público euskaldun es más fiel?
-Diría que sí. El público euskaldun solo tiene ETB 1 para poder disfrutar de los contenidos en euskera. Creo que hay una fidelidad que en ese sentido no hay hacia otras cadenas.
Las tramas siempre van ligadas a la actualidad social.
-En veinte años hemos evolucionado, en cada temporada tenemos muy presente la realidad social que tratamos de reflejar de forma ficcionada. Hace dos años, por ejemplo, hablamos de los niños robados, un tema candente. Eso es algo que al público le gusta.
Goenkale ha sido también una gran cantera de actores vascos.
-Sí, además cuando empezamos no había muchos actores vascos que se manejasen bien en euskera, sobre todo a partir de cierta edad. Poco a poco fue saliendo gente. Entre los actores de Goenkale que después han tenido éxito podría citar, por ejemplo, a Miren Ibarguren, Gorka Otxoa, Aitor Luna, Barbara Goenaga, Loreto Mauleón o Xabier Perurena.
También ha habido numerosos cameos en la serie a lo largo de los veinte años.
-Hemos tenido cameos de gente del ámbito cultural, político y social de todo el País Vasco, pero la mejor publicidad que tuvimos en Goenkale fue con la aparición de los presidentes del Athletic de Bilbao y de la Real Sociedad, Lamikiz y Astiazarán; aquello tuvo repercusión a nivel estatal.
¿Qué puede adelantar de lo que ocurrirá en lo que resta de temporada?
-Hay una trama de intriga relacionada con algo que esconde el comisario y que va a traer cola. Es un personaje que tiene oscuros secretos y que está muy unido a Alicia, a la que va a arrastrar. El final de la temporada será apoteósico.