BILBAO. Lancia intenta reanimar al Delta con una esmerada y asequible versión S en cuya concepción ha intervenido la firma MomoDesign. La berlina compacta, cuyo singular diseño resiste con dignidad los efectos del tiempo, plantea dos variantes motrices gasóleo Multijet de esta bien ataviada edición: una con el motor 1.6 de 120 caballos que cuesta 17.990 euros y otra con el propulsor 1.9 Twin Turbo de 190 que reclama 21.500.

Lancia es un verso suelto en la prosaica industria del automóvil. La firma italiana, hace no tanto considerada una más entre las que hoy se proclaman de prestigio, va decididamente por libre y se busca a sí misma. Los avatares del grupo Fiat que la arropa (o la desnuda, según se mire) la han relegado a una vía secundaria que algunos consideran muerta. Parece un viaje a ninguna parte, pero Lancia sigue empeñada en reinventarse adoptando productos americanos clásicos y resucitando sus propias creaciones.

El Delta es una de ellas. Probablemente esta berlina compacta de arriesgadísima silueta será recordada como uno de los fiascos más sonados y previsibles de la historia. Es lo que indican las estadísticas de ventas. Sin embargo, para casi todos sus propietarios, un colectivo a todas luces reducido, este automóvil es y será fuente de satisfacciones. Son, necesariamente, personas inmunes a los dictados de las modas, individuos que persiguen calidad a buen precio y que detestan los uniformes incluso a la hora en los coches.

A través del diseño el Delta se ha consagrado como un producto especial, absolutamente fuera de serie. De él se discute la figura, pero no la calidad y menos aún la originalidad. Para refrescar la memoria de los menos versados en el modelo hay que recordar que es una berlina de gran talla a la que sus creadores decidieron truncar la cola, dejándolo en un automóvil de dos cuerpos con generosa cabina. Tiene 4,52 metros de longitud, una anchura de 1,78, 1,50 de altura y una distancia entre ejes de 2,70. Los pasajeros del asiento posterior pueden desplazar longitudinalmente la banqueta para hacer más sitio a sus piernas o bien adelantarla para ampliar el maletero, que ofrece así un volumen mínimo de 360 litros y un máximo de 465.

La puesta en escena interior del modelo merece distintas valoraciones en virtud del acabado elegido, aunque en general destaca por un compromiso impecable entre la calidad y la suntuosidad. La versión S introduce algunas peculiaridades estéticas y cromáticas que contagian del estilo particular de Momo. El contorno del vehículo incorpora detalles distintivos: faldones y parachoques en el color de la carrocería (tonos blanco, gris y negro específicos), acabados 'eco-chrome', faros bruñidos y llantas de 18'' con tratamiento oscuro, doble escape cromado y portón negro brillante con el logotipo 'S'. Al acceder al interior se perciben cambios en la ambientación: la consola central va en negro brillo, el velocímetro con fondo amarillo y los asientos deportivos de piel y tela llevan costuras azul marino (también se aplican al volante, al pomo del cambio, al freno de mano y a los paneles de las puertas).

Las dotaciones del Delta S prosperan agregando control de velocidad, climatizador automático doble, retrovisores exteriores eléctricos y calefactables, sistema de manos libres Blue & Me con toma USB y conexión para equipos externos, volante multifunción en piel con mandos del equipo de sonido incorporados y proyectores antiniebla con función de iluminación en curva.