VITORIA. Está de vacaciones desde el jueves y le van a hacer falta porque el próximo curso Julian Iantzi suma una nueva actividad a sus quehaceres en ETB: se subirá a un escenario para protagonizar con Gurutze Beitia La última oportunidad, que se estrena en el Social Antzokia de Basauri el 5 de octubre. Antes habrá un preestreno en Bergara el 27 de septiembre y después pasará por diferentes localidades de la CAV. La compañía Glu Glu Producciones produce esta obra de teatro escrita y dirigida por Galder Pérez.

Se trata de la historia de una mujer, Magdalena, que va a una clínica de fertilidad para someterse a una inseminación artificial como su última oportunidad para ser madre. En la sala de espera se encontrará con un galán rubio llamado Martin Mitxelena Martiarena, un donante de semen que va a realizar su última entrega. "Es una comedia romántica de enredo en la que nada es lo que parece. Pasamos del humor a momentos muy intimistas, a hacer parodias... bailamos, cantamos, es una hora y cuarto de un ritmo frenético", avanza Iantzi. Curiosamente, aborda un tema que se ha puesto de actualidad cuando la obra ya estaba en marcha y aporta algunas "pinceladas" de información. "Es una comedia pero al final creo que más de uno soltará una lagrimita", vaticina. "Dentro del humor hay un mensaje de fondo y el final es muy emotivo", resume.

Nuevos retos "Arranqué el año demasiado tranquilo, estuve cuatro o cinco meses sin hacer nada y en parte por eso me animé. Primero me negué porque no soy actor pero me insistieron mucho y empecé a pensar que había que diversificar", explica el presentador navarro. "Voy a probar el mundo del teatro y a ver qué pasa". Lo cierto es que en cuanto aceptó esta oferta se confirmaron los trabajos televisivos que tenía en el aire, 101 Gaztelu y Bost Baietz, que además coincidieron con la final de la novena edición de El conquistador del fin del mundo. "Desde entonces no he tenido tiempo para nada. Ya hemos ensayado cuatro semanas en Elgoibar, desde las diez de la mañana a las siete de la tarde. Tenemos que hablar, bailar, cantar... En el escenario no paramos. La verdad es que es un trabajo duro pero bonito", reflexiona Iantzi.

"Ser actor no es nada fácil" y a su juicio no tiene nada que ver con la labor de un presentador, donde "no interpretas, te aprendes el texto y lo dices a tu manera. Aquí importa el gesto, la intención, la manera de hablar, es todo más pausado. Dentro de un minimonólogo tienes que adoptar diferentes registros, hay que memorizar tanto el texto como el movimiento, aprender el pie que me da mi compañera y también a dárselo yo... Actuar requiere una técnica totalmente diferente a presentar, es más laborioso. Hay que ensayar mucho hasta que toda la obra tiene la intención que se pretende", constata. "Los movimientos me hacen recordar las frases, son técnicas que yo desconocía y que están muy bien".

Julian Iantzi siempre había tenido en mente la interpretación, "como probar el mundo de la radio, que también me gustaría. En esta profesión hay diferentes palos que se pueden tocar y tenemos una mínima base que nos puede ayudar. Por ejemplo, el hecho de hablar al público lo tengo superado, no tengo problema en pisar el escenario... otra cosa es interpretar, eso es lo que tengo que aprender. A mí lo que me gusta es divertirme", afirma.

"Necesito tener retos y cosas nuevas que hacer. Quiero diversificar porque no sé cuánto tiempo voy a durar en el mundo de la tele. El día que la gente se canse de mí, como les ha pasado a muchos compañeros, te sacan de la pantalla y te quedas en la calle. Ya tengo 46 tacos y dónde voy a currar. ¡Hay que buscarse la vida un poco! Si me veo cómodo y el teatro me va bien, es un nuevo mundo a explorar y ya me encargaré de formarme en los cursos que pueda. ¿Quién dice que en el futuro no pueda llegar a ser también actor?", se pregunta.

"No es fácil, hay que currárselo y hay que hacer las cosas bien. Yo he empezado, he dado el primer paso, pero solo he iniciado el camino. Sobre todo quiero aprender. Después, el público soberano dirá si valgo o no valgo. De momento solo soy un presentador que tiene un papel en una obra. Luego ya se verá. Respeto mucho esa profesión y yo no me considero actor", insiste el polifacético comunicador.

La Televisión A la hora de evaluar la última edición de El conquistador del fin del mundo que terminó el mes pasado, no encuentra grandes diferencias respecto a anteriores entregas. Sobre los capitanes, dice que "siempre se portan igual: sea Korta, sea Juanito, sea Mikel Goñi, ya sé que cuando pierden se cabrean y dicen que hay una mano negra y cuando ganan todo está bien. Este año estuve muy tranquilo con Juanito, pero me tocó aguantar al señor Korta y sus amagos de abandono hasta que al final por unos aparejos se largó. Por suerte, en El conquistador nadie es imprescindible y los que estamos, estamos de paso", reconoce Iantzi.

Sobre Blanca Fernández Ochoa -"la novata porque era la primera vez que iba y porque no vio el programa"-, cree que fue un pequeño error ir sin saber lo que era El conquistador pero afirma que "es una mujer muy dura. No es fácil aguantar y no es fácil ser capitán. Desde casa todo se ve muy sencillo, pero hay que estar allí. Es tan maja y tan alegre que enseguida te encariñas con ella y ella con la gente, y psicológicamente le resultó muy duro ir perdiendo concursantes con los que tenía mucha afinidad". ¿Y la décima edición? "Yo no sé nada, ni quiero saber. Siempre digo que de lo que no sé, no puedo hablar, que no me cuenten nada hasta que llegue a Argentina. Si sé algo, en un momento dado se me puede escapar. Prefiero quedarme con la duda que con la responsabilidad de guardar un secreto. Lo único que sé es que se va a hacer un esfuerzo para que sea una edición diferente y especial".

En cuanto al reality que presentará en ETB-1, 101 Gaztelu, "es un formato curioso, ha sido una grabación muy dura e intensa y se estrenará en otoño. Hay unas pruebas espectaculares. Ya veréis cómo termina la gente la última prue-ba...". Respecto a Bost Baietz, no sabe si tendrá continuidad "porque es un programa muy veraniego. En la primera remesa tuvimos problemas porque llovía y hacía mucho frío y no había nadie en la calle, tuvimos que solventar la papeleta yendo a centros comerciales y, claro, no viste lo mismo. Ya cuando hemos ido a las playas y a las fiestas es otra alegría. Me lo he pasado muy bien y sé que entre los chavales y jóvenes ha pegado muy fuerte", afirma.