BILBAO. El C4 Picasso experimenta un cambio radical que no respeta más vestigio del pasado que el nombre. La edición recién salida del horno muestra un automóvil estructural y formalmente distinto. Dejando a un lado la faceta estética -quizá alguien prefiera la estampa anterior- , el debutante es más y menor coche en todos los demás aspectos mesurables. Pese a reducir su tamaño -es algo más corto y bastante más bajo- ofrece cinco cómodas plazas y gana capacidad de carga. El nuevo C4 Picasso, que emplea dos conocidos motores gasolina y tres eficientes diésel, entre 90 y 155 CV, horquilla su tarifa de 18.500 a 28.000 euros.
Citroën siempre ha ido un poco a su aire en lo que a diseño se refiere. Tampoco sus líneas de productos han seguido rutas demasiado ortodoxas. Por eso en su estirpe conviven grandes éxitos con algún sonoro fiasco. Uno de los pelotazos más rotundos y envidiados lo consiguió con el Picasso, el modelo que revolucionó el mercado de los monoespacio de proporciones medias. El proyecto inicial, luego reconvertido en C4 Picasso, se vuelve a reinventar ahora rompiendo con lo establecido. Con este doble salto mortal el fabricante francés intenta retomar por el mango la sartén en la que se ha convertido el mercado familiar.
Reconquistarlo es misión de este monovolumen, que emplea la nueva plataforma comodín del grupo PSA. Sobre esa base, que lo mismo puede sustentar un compacto que una berlina de proporciones rotundas, Citroën erige un automóvil de hechura desconocida. La marca de las espigas ha decidido estilizar y aligerar a este sucesor, sin que ello suponga una merma en sus posibilidades de uso familiar. Pierde cuatro centímetros de largo (alcanza 4,43 metros), mantiene la anchura (1,83) y rebaja siete la altura del techo (1,61); no obstante, prolonga en cinco centímetros la batalla (2,78 metros), lo que propicia mayor capacidad de carga y favorece la habitabilidad de la cabina. Esta aparece presidida por un cuadro de mandos que polariza la atención en dos pantallas centrales: una panorámica de 12 pulgadas con calidad HD y otra táctil de 7 que permite manejar el sistema de información y entretenimiento del coche y, si es el caso, el navegador, el sistema eTouch o las aplicaciones del Citroën Multicity.
El modelo, que anuncia para otoño el formato largo Grand Picasso, debuta con envase corto. Su diáfano habitáculo con contornos acristalados recibe cordialmente a cinco adultos, que pueden viajar provistos de una buena cantidad de equipaje. Si los inquilinos de las plazas traseras son niños existe la posibilidad de deslizar hacia delante sus tres asientos independientes y así ampliar de 537 a 630 el volumen del maletero.
Desde el punto de vista dinámico, esta generación se beneficia del esbelto diseño, que atenúa la resistencia del aire y confiere mayor aplomo al conjunto al rebajar el centro de gravedad y ampliar la anchura de vías. Citroën destina a su servicio motores sobradamente probados y sometidos a constante evolución. Son los gasolina VTi y THP, de 120 y 155 CV, así como turbodiésel de 90, 115 y 150 CV; de los dos primeros gasóleo hay variantes e-HDi de bajas emisiones equipadas con start/stop y caja manual pilotada.
Citroën propone varios niveles de acabado para el C4 Picasso. La alternativa más discreta y asequible transmite una grata impresión de calidad, que se intensifica a medida en que aumenta el precio. Las razonables dotaciones básicas pueden completarse con recursos de ayuda a la conducción como control de crucero adaptativo, alerta de cambio involuntario de carril, luces de carretera automáticas, aviso de obstáculo en el ángulo muerto, asistente activo de aparcamiento, asientos delanteros eléctricos con masaje, visión 360 grados, cinturones activos, etc.