BILBAO. Los coches eléctricos comienzan a avanzar de la ficción a la realidad. Renault tiene buena culpa de esa transición desde la utopía a la vida misma. Su decidida y poco secundada apuesta por la propulsión eléctrica como alternativa a los motores que queman derivados del petróleo alcanza la máxima expresión en el ZOE. Este simpático, hábil y asequible utilitario brinda por fin una propuesta verosímil a los conductores más comprometidos con la sostenibilidad. Es un compacto (mide 4,09 metros) de cuatro plazas animado por un motor eléctrico de 88 CV y nutrido por una batería recargable que procura una autonomía ideal de 210 km (garantiza al menos 100 km en condiciones de tráfico adversas). Las subvenciones públicas y los descuentos del fabricante hacen entrar en razón al precio oficial (21.250 euros), rebajándolo hasta 13.540 euros.
El ZOE es un coche casi normal, lo que lo convierte en un eléctrico bastante insólito. Concebido desde un principio como producto exclusivamente electro-propulsado, el modelo francés ha eludido diseños estrafalarios. Busca la sintonía con el gran público a través de la imagen -parece la interpretación realzada y estilizada del Clio anterior-, y de un planteamiento sensato que persigue sobre todo la funcionalidad. Acoge cómodamente a cuatro adultos corpulentos con maletas ya que, al instalar las baterías bajo el asiento posterior, logra habilitar 338 litros de maletero.
El ZOE tiene una apariencia y una instrumentación más bien convencionales. Se maneja con la misma facilidad que un vehículo moderno automático de tamaño similar, solo que sin humos ni ruido: el conductor únicamente tiene que engranar la marcha (palanca en posición de avance o retroceso) y pisar el acelerador. El propulsor procura la potencia suficiente para rodar con una desenvoltura semejante a la de cualquier coche de sus proporciones. Empuja con decisión desde abajo y parece tomarse más tiempo una vez alcanzado un trote medio. Ofrece, por tanto, un comportamiento ágil y alegre en ciudad para luego sosegarse en vías rápidas. Acredita una aceleración hasta 100 km/h en 13,5 segundos, pero es capaz de progresar hasta 50 km/h en apenas 4; limita su velocidad punta a 135 km/h.
El motor se alimenta de un acumulador de iones de litio que, en circunstancias óptimas, depara 210 kilómetros de autonomía. La realidad es algo distinta. Pese a la aportación de un sistema de regeneración de energía y al programa Eco de ahorro en la conducción, en condiciones normales un ZOE no recorre más allá de 150 km, algo menos con tráfico o climatología adversos.
Renault propone tres definiciones del modelo. Todas incorporan control electrónico de estabilidad, climatizador automático, tarjeta de acceso y encendido manos libres, ayuda al arranque en pendiente y sistema multimedia integrado y conectado R-Link (reúne en una tablet todas las funciones de navegación, radio, telefonía, música, audiostreaming Bluetooth y conectividad de aparatos portátiles).