BILBAO. La séptima generación del Golf, estrenada el pasado otoño, integrará en mayo las habituales interpretaciones GTI y GTD. El longevo y prestigiado compacto alemán se dispone a completar su reparto con estas emblemáticas versiones, que suman caballería pero reducen significativamente el consumo y las secuelas medioambientales. A Volkswagen se le puede censurar su relativo conservadurismo estético o su política de precios, pero no la calidad, valor que ha forjado el mito Golf durante casi cuarenta años.
A punto de reunir treinta millones de clientes en todo el planeta, el modelo nacido en 1974 es hoy una leyenda en activo. Cada una de sus siete entregas ha acrecentado su cotización, consolidándolo como referencia obligada para la competencia. En todas las ediciones del Golf buena parte del protagonismo recae en las versiones que ahora se anuncian.
El constructor germano fue pionero en conciliar las cualidades de los deportivos más genuinos con las hechuras de un turismo para todos los públicos. Lo consiguió con el primer GTI, que ha creado escuela y ha dado nombre a una categoría de productos. La saga GTD llegó a continuación, mostrando un temperamento algo menos efusivo pero mayor vocación viajera. Curiosamente, las oscilaciones en los precios de los carburantes y las mareas de la moda han transferido partidarios de una a otra versión; muchos antiguos devotos de GTI disfrutan hoy de las cualidades de los motores TDI.
Seducción GTI
La inminente remesa GTI se ha mostrado en el Salón de Ginebra. VW ha rejuvenecido a este atleta, que aparece con atuendo de tres accesos; cabe pensar que la carrocería de cinco puertas también va a estar disponible. Se diferencia visualmente de las versiones convencionales del Golf por rasgos como los grupos ópticos (lucen carcasa oscurecida e iluminación de diodos), los parachoques, asientos y volante deportivos, los tapizados, escapes cromados en ambos flancos, las llantas y detalles aerodinámicos (estribos laterales y difusor).
Pero la singularidad del GTI radica en el vano delantero, alojamiento del propulsor turbo gasolina de dos litros con inyección directa. Este TSI procura 350 Nm de par y una potencia final de 220 CV (la entrega anterior obtenía 211). Su contribución capacita para rodar a 250 km/h, progresando de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos. La presencia de sistema Start-Stop de arranque y desconexión automáticos de motor en las detenciones, así como de caja manual de seis relaciones, permiten atenuar un 18% el consumo: homologa un registro medio ideal de 6,0 litros a los cien, lo que supone unas emisiones de CO2 de 139 g/km. VW ofrecerá asimismo una variante GTI Performance potenciada hasta 230 CV.
Convicción GTD
La interpretación diésel estelar del Golf emplea la mecánica 2.0 de 184 CV. Este TDI es un propulsor multiválvulas con inyección directa a alta presión tipo common rail pertrechado con turbocompresor de geometría variable e intercooler. Consigue 230 km/h de punta y tarda 7,5 segundos en alcanzar 100 km/h. Al asociarse a la transmisión manual de seis velocidades reclama un promedio mínimo de 4,2 litros de gasóleo y emite al menos 109 g/km de dióxido de carbono, registros récord en su categoría.