Vitoria. Ruth Jiménez está entusiasmada con este formato, insiste mucho en el valor de los debates y de la oratoria y destaca especialmente que El Comecocos es "un programa muy blanco que puede ver toda la familia".

¿'El Comecocos' puede definirse como una mezcla de 'talent show', concurso y debate?

Sí, hay un poco de todo eso. Los concursantes se van a enfrentar a pruebas de improvisación, de confrontación... les van a poner al límite. Además hay pruebas en las que tienen que desnudarse metafóricamente y explicar historias reales que provoquen alguna emoción al jurado. Pero un buen orador no solo tiene que ser capaz de transmitir emociones, tiene que estar muy bien preparado. En otras pruebas tendrán que demostrar su capacidad para improvisar y también, claro, debatir.

¿Los responsables de la cadena de televisión han esperado a que acabe la campaña electoral para que no se compare a los concursantes con los políticos (y estos salgan perdiendo)?

Más de un político tendrá mucho que envidiar a nuestros concursantes, ya lo verás. Hablar bien en público es un arte y súper importante a la hora de encontrar según qué trabajos. Eso no nos lo enseñan. Hay que dar la enhorabuena a Mediaset por apostar por este proyecto, por este experimento que nadie sabe cómo va a funcionar en unos tiempos en los que los valores de la palabra están muy deteriorados, sobre todo en la televisión.

La tradición del debate es muy de instituto americano, como se ve en las películas...

Exacto, yo creo que está muy bien porque encima El Comecocos es un programa muy blanco que puede ver toda la familia. Es un concurso que invita a la gente a reflexionar, a argumentar, a persuadir, a enamorar a un auditorio. Es la primera vez que se hace en nuestras televisiones. Además tenemos un jurado profesional formado por Mercedes Milá y Albert Rivera (el líder de Ciutadans). Ella es más pasional y él más didáctico, creo que se complementan estupendamente. Los concursantes van a aprender mucho de ellos.

Pero no son las únicas prersonas que deciden...

No, además está el jurado popular, formado por 700 personas situadas en un plató circular y vertical que es uno de los más grandes que se han construido. Imagínate ponerme en mi atril en medio de 700 personas que me están mirando, sedientas de debate... la sensación es brutal. Cuando grabamos el piloto aluciné, me dio la sensación de estar en medio del Coliseo romano sintiéndome una gladiadora. No hay arena pero podría haberla, porque realmente los concursantes salen a luchar con la palabra. Este jurado popular tiene voz y voto, también les escucharemos y ellos decidirán quiénes continúan y quiénes abandonan el programa. El jurado profesional valora las otras pruebas.

Un título tan irónico, ¿qué sugiere? ¿Que no debemos fiarnos mucho de la gente con labia?

(se ríe) A mí me gusta mucho el nombre porque es una forma de decirte que te comas el coco y que te dejes comer el coco. Está bien para un programa de debate.

¿Cómo son los concursantes? ¿Tienen un denominador común?

Es gente joven, les encanta discutir y tener razón. Tienen ideas y van a luchar por ellas. No tienen miedo a hablar delante de otras personas, son gente que tiene algo que decir, que pisa fuerte y no es fácil rebatirles. Algunos además tienen técnica: hay algún profesor de oratoria, algún político,... es gente que sabe proyectar la voz, controlar sus movimientos, etc.

En el mes de agosto, cuando presentó 'Las mañanas de Cuatro', dijo que le imponía llegar a un programa donde todo funcionaba a la perfección. ¿Impone más un estreno?

Impone todo, es como una especie de excitación. Es no poder dormir hasta que has acabado el programa. Yo he disfrutado mucho haciendo el piloto y las pruebas y creo que eso es básico para que llegue a la gente, pero yo no soy la protagonista. Son los concursantes y el jurado, yo simplemente hago un poco de maestra de ceremonias. Intento explicar cada prueba, estar cerca de los concursantes porque en muchos momentos necesitan apoyo,… Es duro estar allí, la gente chilla, se pronuncia, no es un público que está callado. Es dura esa tensión para los concursantes. Tengo muchos nervios pero también mucha ilusión. Los que hacemos este trabajo somos muy yonquis de la tele y es un lujazo formar parte de un concurso tan novedoso. Las mañanas estaba hecho, aunque también es duro hacer una sustitución porque tienes que dejar el pabellón por lo menos como estaba.

¿Qué tipo de presentadora será?

Tengo un papel a la vez de ángel y de demonio, tengo que estar cerca de los concursantes cuando necesiten mi consuelo pero también echarles la bronca si hace falta, si no respetan los tiempos o se pisan la palabra. Un poco controlar, que aquello es un circo romano. A veces casi tengo que sacar el látigo.

Ya presentó un concurso en la cadena de TV3...

Sí, Qui corre vola, pero era diferente porque no había plató. Era muy físico. Los concursos me encantan porque me gusta la competición y empatizo mucho con los participantes.