LA realidad se impone y parece que tras la posible fusión del núcleo en el reactor 3 de Fukushima en Japón, este fin de semana conviviremos con la radiación. Una compañera indeseable que en Los Simpson aparece como materia de broma. Y puede que por esa sorna que los creadores de los dibujos ponen en la energía nuclear, en algunos países sientan que, lo que en situaciones normales daba risa, ahora induce al pánico. Al parecer, los humanos no superamos en seguridad nuclear al mismísimo Homer Simpson, que tan apacibles siestas se echa como inspector de seguridad de la central nuclear de Springfield. Esto ha conseguido que alguna de las cadenas que los emiten como la SRF (Alemania y Suiza) utilicen la censura en los capítulos en los la amenaza nuclear es puro cachondeo.
Lejos de las bromas y abrazando la realidad de frente, el otro día pudimos estremecernos ante el programa Me das la vida dentro de Comando actualidad de TVE 1. Las vivencias de los profesionales responsables de los trasplantes quedaron recogidas en toda su crudeza pero también atemperando en lo posible la realidad. Los espectadores pudimos ser testigos de excepción. Desde la barrera de nuestro televisor, y con la tranquilidad de quien no está padeciendo en su entorno familiar, sentimos los avatares de quien se tiene que enfrentar en cuestión de minutos a una operación o tiene que convencer a una familia afectada de la necesidad de la donación. Supimos del abanico de posibilidades de vida que ese acto genera. Tan cercano el caso de Ibai Uriarte, el niño de Galdakao que evoluciona favorablemente del multitrasplante espectacular al que fue sometido, hay que felicitar a los profesionales médicos y periodistas que fueron capaces de que Me das la vida llegara a tanta gente. Tele pública. Oro molido.