Barakaldo. Esperaban un gran espectáculo, pero para muchos acabó siendo un tostón que no dudaron en calificar como "soso, repetitivo, falto de ritmo y pesado". La grabación de las campanadas de Navidad que la ETB realizó el viernes por la noche en Barakaldo, y que se emitirá el próximo día 31 en la cadena pública vasca, no consiguió enganchar a una parte importante de la ciudadanía que se dio cita en la Herriko Plaza para seguir el show.

La cadena puso la carne en el asador para transformar el centro de la localidad fabril en la Puerta del Sol de Euskadi. Movilizó a algunos de sus rostros más conocidos para darle glamour a la fiesta, puso como presentador al guapo Ibon Uzkudun y jugó con un valor seguro para atraar a la ciudadanía como el Jonan y el Txori, los populares personajes del programa Vaya Semanita. Aun así, la mitad de la gente que abarrotaba el crecinto al comienzo de la noche se marchó antes de comerse las uvas excusándose por el retraso que acumuló el inicio del evento, los largos espacios muertos entre las grabaciones y el intenso frío que no invitaba a permanecer en la calle.

El comienzo de la gala estaba anunciado a las nueve y media de la noche, pero a las 22.30 horas todavía no había aparecido nadie por el escenario. Tan sólo un disc jockey que pinchaba música para el público daba las únicas muestras de vida ante las quejas por la demora. "Llevo ya una hora aquí y tanta espera se está haciendo pesada porque me estoy quedando congelado", se lamentaba Carlos. "Esto es una mierda porque los niños se están cansando", comentaba con mayor brusquedad Susana.

Ibon Urkudun compareció al fin ante el público unos minutos después. Para entonces, los más afortunados habían conseguido una de las escasas bolsas de cotillón con matasuegras y antifaces que se repartieron entre los asistentes para ambientar el espectáculo. Seguidos aparecieron el Jonan y el Txori. Su salida desató la locura colectiva, sobre todo entre el público más joven, que se agolpaba en las primeras filas y en la zona trasera practicando botellón.

Los dos colegas tenían que grabar un sketch para el día de Nochevieja. Y Uzkudun advirtió a la gente de lo que estaba por llegar: "Esto es televisión y eso significa que hay que tener paciencia". Y vaya si la tuvieron los vecinos, que vieron la misma escena cuatro veces seguidas. "El día que lo echen por la tele nos lo vamos a saber de memoria", comentaba con tono irritado Kontxi. Mientras tabto, la cuadrilla formada por Jesús, Marian, Pilar e Iñaki reconocían que tanta repetición "se ha hecho pesado".

Mientras los Zodiacs preparaban su actuación musical, el reparto del cava provocó una estampida hacia el centro de la Herriko Plaza. La organización se vio tan atosigada por las decenas de manos que se extendían ansiosas por atrapar una botella que no puso reparo en la entrega del alcohol y hubo chicas que se jactaban de haber cogido el champán a pesar de ser menores.

Por fin, a las doce y diez de la noche, las agujas del reloj marcaron la medianoche y los asistentes se comieron las uvas al ritmo de las campanadas que sonaban por megafonía. Aunque no todos. Algunos espectadores lanzaron las suyas al presentador, lo que cabreó a Ibon Uzkudun, quien amenazó con avisar a la Policía local para que echara a los "cuatro" alborotadores.

Con el año nuevo entrado, muchos asistentes optaron por no seguir soportando más frío y se fueron. "El espectáculo ha sido soso. Si hubiera tenido más dinamismo, más actividad en el escenario, pensamos que la gente se habría divertido más y no hubiera marchado para casa tan pronto", concluyeron Félix, Bego, Javi y Ana, vecinos de Barakaldo.