Con la llegada de la primavera, es común que los enjambres de abejas crezcan y busquen nuevos lugares donde situarse. Pero cuando eligen una vivienda o un lugar un poco inapropiado, obligan a los especialistas a tener que trasladar manualmente la colmena a otro lugar. Sin embargo, el apicultor Sergio Guerrero se encontró con un enjambre tan gigantesco que le fue imposible retirarlo. “Me llamaron y fui a verlo, pensaba que sería un enjambre de temporada y, al llegar, me encontré con que podía haber fácilmente entre 150.000 y 200.000 abejas”, declaró a Ideal.

La llamada la recibió desde Ogíjares, una localidad de Granada, donde los propietarios de una vivienda no se dieron cuenta de que estos animales estaban instalados en un hueco de la pared. El agujero se hizo más grande después de que cayera e impactara una antena a causa de un temporal y la situación se hizo insostenible cuando varias abejas picaron a un miembro de la familia.

Al picar, se topó con más abejas de las que esperaba, por lo que acudió de nuevo para retirarlo apropiadamente, un proceso que le llevó unos dos días. “Las aspiro y caen en una cámara especial para luego poder transportarlas a un sitio amigable para ellas y que no muera ninguna”, explicó Guerrero. “A veces se instalan en paredes de habitaciones en las que no se hace mucha vida y no nos damos cuenta de que están ahí hasta que el panal es demasiado grande”. “En el campo cada vez hay menos árboles y tienen que venirse a las viviendas a buscar las cámaras de aire para alojarse”.