De confirmarse el rumor, que no se dará como seguro hasta el mismo día de la abdicación (las cosas de palacio tienden a ir despacio), se alzaría sin duda como una de las noticias más relevantes de los últimos cincuenta años. Porque sin abordar el eterno y aburrido debate entre monarquía o república ?ya conocen las inclinaciones afrancesadas de quien escribe estas líneas?, lo que está claro es que el año, el mes, el día y la hora exactos en el que Isabel II del Reino Unido deje de ser reina se convertirá en fecha elemental para los libros de historia. Y al parecer, dicho momento puede estar bien cerca. ¡El fin de una era!

Según recogen estas semanas los principales periódicos de Londres, dentro de 18 meses la archiconocida monarca británica, soberana además de dieciséis Estados independientes constituidos en reino y que forman parte de la Mancomunidad de Naciones, cumplirá 95 años de edad. Y esa será la fecha escogida, el 21 de abril del año 2021 (quédense con la copla), para poner fin a su reinado y descansar. Así al menos lo afirma una “fidedigna” fuente que ha largado mucho para el diario The Sun, la misma que ha aprovechado la ocasión para detallar que la planificación para que Carlos se convierta en rey “lleva en marcha algún tiempo”. “La transición ya ha comenzado. Su Majestad tiene más de noventa años y, comprensiblemente, no puede hacer mucho más”, dice.

Robert Jobson, un exmiembro de alto rango dentro de la Casa Real, ha hecho referencia a la misma fecha en unas sonoras declaraciones al diario The Express que han dado la vuelta al mundo: “Creo que la reina ha pensado mucho en este asunto y que cree que, si todavía está viva a los 95 años, considerará seriamente pasarle el reinado a Carlos”. Incluso algunos periodistas royals, como el siempre polémico Jaime Peñafiel, ya destacan en sus textos que la abdicación podría desatarse a muy corto plazo. Entiende que el escándalo de su hijo Andrés puede forzar, sin duda, su casi inmediata renuncia al trono.

Y es que cabe recordar que hace exactamente dos semanas el duque de York emitía un comunicado oficial anunciando su alejamiento de la Corona “para no dañar a la institución” por culpa de las graves acusaciones de acoso sexual que ha recibido. Su previsible implicación en el caso Epstein ha conmocionado a la opinión pública después de conocerse que el fallecido magnate estadounidense invitó, presuntamente, a Andrés de Inglaterra a una fiesta donde se abusó de jóvenes menores de edad.

Con todo ello, Isabel II parece revivir este mes de noviembre aquel famoso annus horribilis de 1992. Sin fuegos en el castillo de Windsor, pero con mucha llama rabiosa en su interior, la monarca ha tenido que dejar de lado sus sentimientos maternos y apartar a su hijo favorito de la agenda oficial y de cualquier acto monárquico. Un hecho que ha afianzado al príncipe Carlos en la pole position sucesoria.

Los medios británicos han desvelado que “fue él la fuerza impulsora detrás de la reina para retirar al príncipe Andrés del palacio tras el escándalo”. Y lo cierto es que, en los últimos tiempos, Carlos ha asumido cada vez más compromisos en detrimento de los de su madre. El pasado año, por ejemplo, más del doble.

Después de 67 años ocupando el trono, que se dice pronto, lo que está claro es que Isabel II también posee el título de monarca más longeva del mundo. Se alza como personaje ilustre en la deriva del siglo XX y parte del XXI, y basta con pisar una de las numerosas tiendas londinenses de souvenirs para cerciorarse de que perdurará como icono pop. Pero nada es para siempre. Y si los 95 fue la edad elegida por su marido, Felipe de Edimburgo, para retirarse de la vida pública, también puede ser la data escogida por Elizabeth Alexandra Mary para entonar un ceremonioso Goodbye the Queen.