Lleva el teatro en las venas desde niña. Era hija de un apuntador de teatro (literalmente) y pasó buena parte de su infancia entre bastidores, viendo cómo su padre salvaba a los actores de sus olvidos. Su progenitor era un gran aficionado a tertulias intelectuales y fueron muchas las veces que le acompañó al Café Comercial, donde coincidía con Antonio Mingote y Rafael Azcona, entre otros nombres de los 60, 70 y 80.

Los tiempos eran duros y se puso a trabajar a los 16 años como modista cobrando 35 pesetas diarias, pero en su interior se rebelaba contra una profesión que no le gustaba. Tenía claro que lo suyo era el teatro.

A principios de los 60 le llegaron sus primeras oportunidades sobre las tablas: La camisa, English spoken o Los buenos días perdidos son los primeros títulos que aparecen en su currículo. Sería años después cuando sumaría obras de mayor enjundia: El adefesio, Dígaselo con Valium, Mi querida familia o El cartero de Neruda.

Y cómo no, Estudio 1 apareció en su vida y fueron incontables los títulos en los que participó. A través de este espacio televisivo se convirtió en uno de los rostros más conocidos de TVE, y por ende de los aficionados al teatro televisado. Al cine accedió en las postrimerías de los 60 con la película Los chicos y las chicas, con protagonismo absoluto de uno de los grupos musicales más seguidos en la época, Los Bravos. También le dio a las comedias ligeras del momento como Españolas en París, Los niños vienen de Marsella o Las ibéricas F.C., entre otras muchas, casi siempre en papeles de chica simpática, al que su rostro y su sonrisa daban mucha credibilidad.

El paso del tiempo le fue alejando del cine ligero de la época franquista y se situó en las nuevas ofertas de las televisiones privadas. Uno de sus papeles más destacados estuvo en la serie Compañeros, de Antena 3, un éxito en su momento que reunió en el sofá casero a jóvenes y padres para seguir la vida de los alumnos y padres del colegio Azcona. También tuvo presencia estelar en Mis adorables vecinos.

Siempre mostró un alto nivel de compromiso político ligado al Partido Comunista. En 1975 lideró junto a otros compañeros la primera huelga de actores, protesta en la que participaron Concha Velasco, Juan Diego o Rocío Dúrcal (quien fue detenida y terminó encarcelada en Yeserías). Se reclamaba el descanso en el teatro, porque entonces se trabajaba en dos funciones de lunes a domingo.

Su último trabajo en cine fue Barcelona, noche de invierno. Ha cerrado su ciclo televisivo con títulos muy interesantes: Águila Roja, Las chicas del cable o Estoy vivo (2017). El medio que fue el amor de su vida lo ha cancelado por el momento con El hijo de la novia y Fedra, dos títulos que gozaron del aplauso de la crítica y del público. Ahora disfruta del descanso y antes de la pandemia ha invertido mucho tiempo en viajar.