- El convoy de la libertad, formado por antivacunas de toda Francia con la pretensión de converger ayer en París para paralizar la capital en protesta contra las medidas restrictivas para frenar la covid, chocó con un fuerte despliegue policial que les impidió lograr sus objetivos. Parapetados en las afueras de la ciudad durante la noche, cientos de vehículos que habían puesto rumbo a París a lo largo de la semana comenzaron a primera hora de la mañana una caza del gato y el ratón con la policía para poder ganar el centro urbano, donde la Prefectura había prohibido toda manifestación. Muchos de ellos fueron detenidos por los controles levantados por los agentes, pero un buen número logró superarlos y alcanzar los Campos Elíseos, el emblemático lugar que concentraba más presencia policial, el escenario de las manifestaciones de hace unos años de los chalecos amarillos.

Durante más de dos horas lograron paralizar el tráfico en esa arteria de la ciudad, pero en todo momento se vieron rodeados por agentes antidisturbios del impresionante dispositivo, unos 7.200 efectivos, con blindados y material pesado para evitar que bloquearan la ciudad. A golpe de máquina excavadora, la policía fue apartando los vehículos de los manifestantes, que continuaron su protesta a pie.

A diferencia de las imágenes de guerrilla urbana que protagonizaron los chalecos amarillos, la manifestación fue en esta ocasión fundamentalmente pacífica, sin que se registrara ningún herido. Solo en el tramo final la policía acudió a medios más expeditivos, como el lanzamiento de gases lacrimógenos, lo que provocó algunos enfrentamientos.

La jornada fue más tensa en la plaza de Italia, en el sur de la ciudad, donde otros miembros de los convoyes de la libertad se dieron cita y tuvieron roces más violentos con los policías. El tercer punto fue el palacio Real, cerca del museo de Louvre, donde compartieron protesta con el grupo ultraderechista dirigido por Florian Philippot que cada sábado se manifiesta contra las vacunas.

Este nuevo movimiento de protesta era seguido con atención desde el Elíseo, a dos meses de la primera vuelta de las elecciones en las que, sin haber declarado oficialmente su candidatura, el presidente, Emmanuel Macron, aparece como gran favorito. El inquilino del Elíseo estaba obligado a dar una imagen de firmeza sin por ello impedir el derecho de manifestación de los ciudadanos ni actuar de forma demasiado agresiva, para no dar alas a nuevas manifestaciones.

En vísperas de la protesta, Macron llamó a la calma, al tiempo que dijo entender la fatiga de la ciudadanía con unas restricciones que duran ya dos años. El primer ministro, Jean Castex, se mostró más duro y prometió una firmeza que se tradujo en el terreno.

La oposición aprovechó la situación para criticar al presidente. La ultraderechista Marine Le Pen, segunda en los sondeos, aseguró que “Macron va a entrar en campaña rodeado de blindados”.

Protesta

La Policía neerlandesa disolvió ayer la protesta de los camioneros contra la restricciones aplicadas debido a la pandemia, como la administración de antivacunas, una manifestación que logró bloquear desde primera hora de la mañana el tráfico por carretera hacia el centro de La Haya, la capital administrativa de Países Bajos. Las autoridades advirtieron de que, si no abandonaban el centro de la ciudad, la policía estaba autorizada a detener a los participantes.