- El candidato del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) a la cancillería de Alemania, Olaf Scholz, rechazó ayer descartar una coalición con el partido de La Izquierda tras las elecciones generales del 26 de septiembre, en los que se elegirá al sucesor de la actual canciller, Angela Merkel. “Estos tanteos no son buenos para la democracia. La experiencia demuestra que, tras el rechazo de una coalición, se plantea la cuestión de la siguiente”, afirmó en una entrevista publicada por el diario Frankfurter Allgemeine al ser interrogado por esta opción.
“Y en algún momento el país ya no debate sobre el bien del país, sino sobre las intrigas de los partidos”, añadió el líder del SPD, igualado en las encuestas con la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel, ahora liderado por Armin Laschet.
El partido La Izquierda es una formación que aglutina a poscomunistas de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y al antiguo ala izquierda del SPD. En la actualidad es la quinta fuerza en el Bundestag o Parlamento alemán con 69 escaños. “Todos los gobiernos de Alemania deben comprometerse con la asociación transatlántica, con la pertenencia a la OTAN y con una Unión Europea fuerte y soberana”, añadió Scholz.
También con el hecho de que “debemos ser prudentes con el dinero y que la economía debe crecer, así como garantizar la seguridad interior”. Todos estos puntos son irrenunciables para él, subrayó el candidato socialdemócrata.
En las últimas encuestas, el SPD se sitúa por delante o empatado a un 22% con la coalición de la CDU y su socio bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU). Dependiendo de los resultados, la aritmética podría hacer posible tras las elecciones federales del 26 de septiembre una alianza entre el SPD, Los Verdes y La Izquierda para formar gobierno en Alemania.
Laschet ha exigido a Scholz que descarte esta posibilidad de coalición rojo-rojo-verde por ser “peligro para Alemania”. El SPD es el actual socio de gobierno de la CDU en la gran coalición, alianza que al parecer Scholz estaría dispuesto a no reeditar en el próximo gobierno.
Precisamente, los sondeos apuntan a un relevo en la Cancillería alemana a favor del ministro de Finanzas, Olaf Scholz, un socialdemócrata muy merkeliano, cuya campaña juega a las afinidades con Merkel, pese a representar a la formación rival. “Es un puesto muy arriesgado, en un momento muy difícil. Pero que tanta gente me diga tú puedes es de gran valor para mí”, afirmó Scholz el viernes, en un mitin desde el corazón de Berlín.
La lucha incesante contra la pandemia y los recursos movilizados para paliar los efectos de las devastadoras inundaciones del oeste del país son sus temas de campaña. Los enumera como parte de la coalición de la que es vicecanciller, pero determinado a que el siguiente esté “liderado por la socialdemocracia”, el partido, dice, de la “justicia social”, “del equilibrio” y de la “solidaridad”.
Scholz busca más las similitudes hacia ésta que aristas hacia el rival político. Incluso juega a copiarle la raute -el rombo-, como se conoce el gesto más característico de la canciller, las manos juntas, formando esa figura. Así aparece en una fotografía ya emblemática del suplemento del diario Süddeutsche Zeitung. A la pregunta sobre sus “similitudes” con Merkel respondió, en tono irónico: “Para un hombre, nunca es malo ser comparado con una canciller exitoso”. En esta campaña cuida la imagen de político serio, sin estridencias, acorde a la línea de la líder alemana.
Por otra parte, los tres principales aspirantes a la Cancillería se miden hoy en el primer “duelo a tres” antes de las elecciones. Scholz, favorito en los sondeos, buscará afianzar su ventaja. Se verá las caras con Armin Laschet, de la CDU, y Annalena Baerbock, de Los Verdes, a quien los sondeos le dan un 20% de los votos.