- La covid ha impulsado en la República Checa la creación de un nuevo partido, Abrimos Chequia, que, fundado por dueños de restaurantes como una artimaña legal para evitar el cierre, ha decidido desafiar al Gobierno del populista Andrej Babis también en las urnas.
El movimiento, que explícitamente no es negacionista, se ha formado en torno al empresario Jakub Olbert, propietario del restaurante Seberak, que lleva semanas luchando por mantener abiertos sus locales.
Si su cometido inmediato ha sido crear reductos libres de restricciones para impulsar la gastronomía, la prioridad del programa del partido será “establecer mejor la ley de crisis: en qué condiciones podemos perder los derechos constitucionales y libertades”, explica Olbert.
Irresponsable y desleal para sus críticos, este empresario ha logrado aglutinar a centenares de colegas que no entienden la necesidad de mantener cerrados sus negocios y enarbolan a su favor las cifras que reflejan el golpe de las restricciones.
El intento declarado de Olbert es abrir brecha para proteger al sector de hostelería y restauración que, según la Oficina Estadística, da empleo al 6,5% de los chechos.
El partido agrupa ya a 1.200 empresarios contrarios al cierre decretado tras la Navidad. De ellos, unos 400, creyendo tener la ley de su lado, han dejado abiertos sus locales cumpliendo el límite del aforo, el uso del gel y mascarillas.
Inicialmente, Abrimos Chequia se diseñó como una estratagema “kafkiana” para protegerse de las sanciones con una especie de grieta legal, admite el portavoz de la iniciativa, David Biksadsk. La idea fue registrar estos locales como centros o células de actividad política, convirtiéndolos en filiales del nuevo partido, que el Gobierno no puede disolver o prohibir.
La agrupación ha decidido concurrir a las legislativas de octubre con una llamada a devolver al país la “normalidad” económica y social.