- El economista Mario Draghi tomó ayer las riendas de Italia como primer ministro con la tarea de gestionar la peor crisis que se recuerda a causa de la pandemia, valiéndose de un “gobierno de unidad” apoyado por prácticamente todos los partidos. Draghi sucederá a Giuseppe Conte, que dimitió el pasado 26 de enero, y contará con el apoyo casi unánime del Parlamento, excepto de la ultraderechista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, de ahora en adelante su única oposición.
El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) juró ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, en una ceremonia en el palacio del Quirinale de Roma marcada por las medidas de seguridad contra el coronavirus como la mascarilla, la distancia y la ausencia de acompañantes. Acto seguido lo hicieron sus veintitrés ministros, ocho mujeres y 15 hombres, y predominantemente llegados del norte, la parte más rica del país. Su equipo está formado por ocho reputados técnicos en plazas clave como Economía o la nueva cartera de Transición Ecológica y quince políticos.
La ceremonia en el salón de las fiestas del Quirinale mostró un nuevo clima, menos tenso, en la política italiana. En apenas una semana Draghi ha logrado apaciguar los ánimos entre unos partidos fuertemente enfrentados a mitad de la legislatura y que han acabado arrimando el hombro en estos momentos de apuros. Así, contará con el respaldo de casi todo el hemiciclo: el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), las izquierdas del Partido Demócrata (PD) y Libres e Iguales (LeU), la centrista Italia Viva (IV), la conservadora Forza Italia (FI) y la ultraderechista Liga.
Precisamente una de las tareas del economista será mantener la paz entre sus filas políticas, que podrían enzarzarse en sus habituales pugnas. Y quizá por eso, para evitar encontronazos, no ha incluido en su gabinete a los líderes de dichas formaciones.
Ese ambiente de rara calma pudo apreciarse en el Quirinale, donde antes del juramento charlaban miembros de partidos contrapuestos. Como Luigi Di Maio, ministro de Exteriores y del M5S, en conversando con el nuevo titular de Desarrollo Económico, Giancarlo Giorgetti, de la Liga, dos fuerzas que gobernaron juntos hasta que Matteo Salvini hizo saltar por los aires la coalición en verano de 2018. El principal objetivo de Draghi será gestionar una pandemia que ha causado más de 90.000 muertes en Italia y acelerar las vacunas, pues para ello fue elegido por Mattarella, evitando elecciones.
Asimismo deberá sanar la enorme crisis económica generada y repartir rápido y bien los 209.000 millones de euros que llegarán desde la Unión Europea a través de los fondos para la recuperación. A tal fin ha puesto a técnicos en carteras dirigidas a modernizar la productividad italiana, pues gran parte de dichos fondos deberán servir a ello, y ha creado el Ministerio de Transición Ecológica.
No obstante, como siempre en la agitada política italiana, otra labor será durar hasta el final de la legislatura en 2023, pues el de Draghi es el Gobierno sexagésimo séptimo en poco más de siete décadas de democracia tras la II Guerra Mundial. Pero una última tarea, nada desdeñable, será ganarse el favor de la gente, pues por el momento prácticamente no ha mediado palabra, manteniendo inalterada su imagen de hombre sobrio y extremadamente discreto.
El ya exprimer ministro italiano Giuseppe Conte rompió ayer su silencio para expresar su “orgullo y honor” por haber gobernado el país y avanzó que seguirá en política, horas después de poner fin a un mandato y dejar paso a su sucesor, Mario Draghi. “Hemos contribuido a delinear un camino para reforzar la igualdad, la solidaridad y la plena sostenibilidad medioambiental”, declaró.
“Tu experiencia será un valor excepcional para Italia, especialmente en estos tiempos difíciles”
Presidenta de la Comisión Europea
“Espero volver a trabajar con Mario Draghi para la recuperación y el futuro de la Unión Europea”
Presidente del Consejo Europeo