- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afronta una difícil semana con la negociación del fondo de recuperación europeo y los presupuestos plurianuales de la UE, un paquete económico que marcará las bases de los presupuestos y de los planes de reconstrucción nacionales tras la crisis del coronavirus. España será previsiblemente el segundo país más beneficiado, tras Italia, en el reparto del fondo -son los dos estados miembros más afectados por la pandemia-, y el Gobierno tiene claro que la mayor parte de lo que reciba deben ser ayudas directas.
Pero además, Sánchez rechazará un acuerdo que contenga estrictas condiciones que conlleven la repetición de una troika o que permitan vetos por parte de un solo Estado miembro a los planes de cualquier otro. La cumbre se celebrará en Bruselas los días 17 y 18, pero antes de llegar allí, Sánchez tiene previsto viajar esta semana a tres capitales europeas para tratar de acercar posiciones con otros países.
Y tras haber mantenido la semana pasada encuentros con aliados en esta negociación, como los primeros ministros de Italia y Portugal, Sánchez buscará ahora convencer a los más difíciles: los países frugales.
Son cuatro -Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria- los países que reciben esta denominación. Son reacios al fondo -750.000 millones de euros, de los que 500.000 millones se repartirían en subvenciones directas- y quieren imponer condiciones estrictas para su reparto.
La Haya será hoy la primera parada de Sánchez para verse con el primer ministro holandés, Mark Rutte. Y el miércoles estará en Estocolmo con el jefe del Ejecutivo sueco, Stefan Löfven.
Y en medio de esas dos reuniones tendrá otra, mañana, con Angela Merkel. Alemania ostenta en este momento la Presidencia de la UE, y su canciller debe, por tanto, mantener cierta neutralidad, aunque ya en su momento se pronunció. Porque Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, fueron quienes pusieron sobre la mesa la propuesta que sirvió de base a la que presentó la presidenta de la Comisión Europea, Ursul Von der Leyen, y quieren, como España, un acuerdo rápido que permita poner en marcha el fondo cuanto antes.
Pedro Sánchez acude a La Haya y a Estocolmo con un mensaje claro, el de exponer a los frugales que a ellos también les interesa este acuerdo. Como han recalcado fuentes del Gobierno, Sánchez les advertirá del riesgo que también ellos corren si la recuperación de la UE es asimétrica y deja a otros países atrás, porque supondría una fragmentación del mercado interior, del que los frugales también se benefician, y lo debilitaría aún más de lo que ya está.
Pero además, España recuerda que el acuerdo ayudaría a mantener la estabilidad financiera actual que no se puede poner en peligro. A lo que Sánchez no está dispuesto, según insistieron desde el Gobierno, es a que se repita un sistema de control como el de la anterior crisis. Y rechazará que pueda haber cualquier tipo de veto. Está dispuesto a aceptar que el Consejo Europeo supervise los planes de reformas de los países e incluso que los apruebe con mayoría cualificada, pero nunca por unanimidad porque eso supondría que cualquier país podría vetar los planes de otro.