- El partido liberal del primer ministro holandés, Mark Rutte, prospera en las encuestas por su gestión de la crisis del coronavirus, basada en tratar con "madurez" a los holandeses y confiar en que tomarán las medidas oportunas para protegerse, un triunfo que se produce a pesar de su postura frente a las tensiones con el sur de Europa.
Si a principios de año lo que había eran dudas sobre el futuro político de Rutte y la conveniencia de que se presente a unas cuartas elecciones después de diez años al mando del Gobierno, lo que hay ahora son aplausos a su liderazgo, entre los analistas, la prensa y la sociedad que, en general, apoya sus formas, su estrategia y su gestión dentro y fuera de casa.
"En ese sentido, una disputa pública entre los líderes europeos ha ayudado con la política interna y podría allanarle el camino. Rutte todavía carga con las cicatrices políticas de la última crisis. Por eso, no se le puede ver paseando con nuestro talonario de cheques en las reuniones europeas. Necesita conseguir créditos con sus críticos y seguir siendo un actor europeo viable y realista", explica el analista independiente Diederik Brink.
El partido liberal (VVD) gana con diferencia en las últimas encuestas publicada por, entre otras organizaciones, EenVandaag (programa de actualidad de la televisión pública) e IPSOS, aumentando su presencia en el Parlamento holandés de los actuales 32 escaños hasta un mínimo de 38, seis más de lo que le daban las encuestas hace solo un par de meses.
Las diferentes agencias que han realizado los estudios aseguran que hay una conexión directa con la forma de gestionar la crisis del coronavirus por parte de Rutte, una estrategia que también está siendo bien valorada por los votantes que no son habitualmente del VVD. "Este gobierno actúa con calma y de manera controlada, y Rutte es su cara", dijo a IPSOS un votante de los liberales.
"Ha gestionado una situación muy complicada, creo que nadie lo podría haber hecho mejor", añadió otro partidario de la izquierda verde.
Uno de los momentos clave fue a mediados de marzo, con un discurso conciliador, el primero de un jefe del Gobierno desde la crisis del petróleo en 1973. Rutte se dirigió al pueblo holandés advirtiendo sobre los peligros del coronavirus, llamó a la solidaridad social, esbozó los escenarios o dilemas a los que se enfrenta el país, y luego alertó de que salir de esta crisis solo es posible "junto a 17 millones de personas", la población de Países Bajos.
Su lema desde que comenzó esta situación ha sido la confianza en que la sociedad no necesita decretos para protegerse contra el covid-19, optó por no imponer restricciones, y más bien por alertar de los peligros de salir de casa sin mantener 1,5 metros de distancia: "Cuiden unos de los otros. Cuento con ustedes", dijo en esa alocución, vista por 7 millones de personas.
Rutte lidera una coalición de cuatro partidos, que incluye a los liberales, los demócratacristianos (CDA), los progresistas (D66) y Unión Cristiana (CU). Ninguno se está viendo tan beneficiado por la gestión de esta crisis, e incluso algunos perderían escaños de celebrarse ahora elecciones.
La prensa local tampoco escatima en elogios al primer ministro con sus titulares. "Los ciudadanos depositan una confianza incondicional en su líder" (Trouw), "Todo hay que decirlo: Rutte está aumentando su papel de líder en tiempos de crisis" (Parool), "Un buen líder también inspira confianza y Rutte gana en eso" (AD).
La otra buena noticia para Rutte es que el partido que más votantes está perdiendo en las encuestas (tres escaños menores) es el populista Foro para la Democracia (FvD), su principal amenaza después de convertirse en el partido más grande del Senado holandés el año pasado, arrebatándole la mayoría al actual Ejecutivo.
Sin embargo, y aunque es cierto que las calles están más vacías que nunca, el impacto aparentemente positivo de su estrategia de "confinamiento inteligente" se contradice con las cifras diarias que publican las autoridades sanitarias. Se han confirmado al menos 25.587 contagios (un promedio de más de mil diarios) y 2.737 muertos por coronavirus (unos 100 diarios), en un país con los mismos habitantes que Estambul.
Además, estos datos no representan la realidad porque solo se informa de los muertos que fueron sometidos a las pruebas del SARS-CoV-2. Según la agencia nacional de estadística (CBS), durante la semana del 30 de marzo y en base a las defunciones oficiales, han fallecido unas 2.000 personas más del promedio habitual, en especial personas mayores de 80 años.