Fráncfort - El Gobierno alemán y la mayor parte del espectro político del país calificaron ayer viernes de gran amenaza al terrorismo ultraderechista tras el atentado xenófobo de Hanau que causó el miércoles diez muertos. El ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), sigue con los malabarismos retóricos para mantener sus tesis sin reconocer un ápice de responsabilidad, asegurando que el terrorista era un enfermo mental y acusando a la fiscalía de negligencia por no haberlo tenido bajo vigilancia.
El ministro del Interior, el conservador Horst Seehofer, calificó al terrorismo ultraderechista como la “máxima amenaza”, en un claro viraje con respecto a los inicios de su mandato, en 2018, cuando se centró en el peligro de un ataque islamista. “La ultraderecha es la máxima amenaza que tenemos en Alemania”, afirmó en rueda de prensa.
Recordó además que los hechos de Hanau, en los que Tobias Rathjen abrió fuego de forma indiscriminada contra los clientes de dos locales frecuentados por musulmanes, no son una excepción. “Desde los atentados de Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), pasando por la matanza de Múnich y el asesinato de Walter Lübcke y llegando a los crímenes de Hanau, el terrorismo de derechas ha venido dejando una huella de sangre en nuestro país”, dijo repasando algunos de los atentados más sonados de estos años.
Seehofer anunció que va a elevar la protección policial a mezquitas y otros centros musulmanes y su colega de Justicia, la socialdemócrata Christine Lambrecht, recordó que se acaba de aprobar una iniciativa para intensificar la lucha contra la instigación al odio racial. “Tenemos que dejar claro cuáles son los límites en un Estado de derecho”, dijo.
El jefe del Ejecutivo de Renania del Norte-Westfalia, el cristanodemócrata Armin Laschet, recuperó con fortuna una frase pronunciada originalmente durante la República de Weimar, en el período de entreguerras, unos años en los que se multiplicaron los atentados ultraderechistas.
“El enemigo está a la derecha” En una tertulia televisiva, Laschet dijo “el enemigo está a la derecha”, repitiendo la cita del canciller alemán Joseph Wirth, cuando el 25 de julio de 1922 fue asesinado su ministro de Exteriores, Walther Rathenau.
Hoy sabemos que en su momento Wirth tenía razón. El asesinato de Rathenau, que además fue el primer judío en ocupar un ministerio en Alemania, no fue algo aislado sino parte de una estrategia de la derecha revanchista en la República de Weimar para crear un ambiente de guerra civil. Además, el ascenso de Hitler al poder 11 años después, con complicidad de parte de las élites conservadoras, mostró que la amenaza para la primera democracia alemana, que terminó por destruirla, no venía de la izquierda sino de la derecha.
Seehofer, al ser interrogado al respecto, consideró que no se pueden deslindar los atentados xenófobos de las proclamas y declaraciones de AfD porque que lo que dicen contribuye a alentar el odio. “Si pienso que un dirigente de AfD califica la época nazi como una cagada de pájaro en los mil años de la Historia alemana, eso es algo que contribuye a fomentar el pensamiento de ultraderecha”, dijo en relación a unas polémicas declaraciones del presidente honorario del partido ultra, Alexander Gauland.
Gauland ha sido uno de los dirigentes de AfD en salir rápidamente a los medios para tratar de colocar también su narrativa. “Todo lo que sabemos apunta a que se trató del acto de un loco. Entiendo que para hablar de terrorismo se necesita una meta política, por lo que no se puede hablar de terrorismo, y mucho menos de terrorismo de derechas”, argumentó.
La vicepresidenta del grupo parlamentario de AfD en el Bundestag (cámara baja), Beatrix von Storch, acusó por su parte a las autoridades de “grave fracaso” por no haber detectado antes al autor del ataque y exigió la dimisión del fiscal general, Peter Frank.
Los demás partidos han cargado a una contra los ultraderechistas. El secretario general del Partido Socialdemócrata (SPD), Lars Klingbeil, aseguró a la televisión pública ARD que “sólo uno disparó en Hanau, pero fueron muchos los que le proporcionaron la munición”. Desde Los Verdes se reavivó la idea de que los servicios secretos empiecen a seguir a AfD, o al menos a su ala más radical, de forma sistemática.
Mañana, elecciones Los efectos de este atentado en AfD podrán tener una primera evaluación mañana, en las elecciones de la ciudad-estado de Hamburgo. Las principales organizaciones musulmanas pidieron por su parte que se destaque que se trató de una motivación islamófoba, para concretar la definición del problema al que se enfrenta el país. “Sabemos que el asesino escogió a sus víctimas porque eran musulmanes”, apuntó el presidente del Consejo Coordinador de los Musulmanes, Zekeriya Altug.
La islamofobia no resumiría de forma completa el pensamiento ultraderechista de Rathjen. A través de una serie de videomensajes y de un manifiesto de 24 páginas que colgó en Internet, se puede intuir una personalidad racista, misógina, sexualmente frustrada y atraída por todo tipo de teorías de las conspiración, por la violencia y por la ideología nacionalsocialista. Tobias Rathjen consideraba que había pueblos que eran dañinos y que si no era posible expulsarlos de Alemania debían ser eliminados.