Bruselas - La salida del Reino Unido de la Unión Europea no alterará uno de los fundamentos clave del bloque comunitario, el inglés permanecerá como una de las tres lenguas oficiales de trabajo. La pertenencia de Malta e Irlanda, donde también es lengua oficial, y el estricto régimen regulatorio de la UE hacen improbable que la lengua de Shakespeare, lengua franca de facto en las instituciones, deje de escucharse por los pasillos de Bruselas.
Mientras que una corriente franco-germanófona recorre Bruselas tras la llegada de Ursula von der Leyen a la presidencia de la Comisión Europea y el resurgir de Francia como colíder de Alemania al frente de la Unión, el hecho innegable de que el inglés es la lengua más utilizada en las instituciones permanecerá inmutable.
Todo ello pese a que el alemán cuenta con el mayor número de hablantes nativos entre los Veintisiete y que Malta e Irlanda, los dos únicos Estados miembros en los que el inglés figura como lengua oficial, eligieron el maltés y el gaélico como sus lenguas oficiales tras sus respectivas entradas en el bloque comunitario en 1995 y 2004.
Así pues, la lengua de Shakespeare continuará como uno de las 24 lenguas oficiales de la Unión y uno de los tres idiomas de trabajo -junto a alemán y francés- de las instituciones europeas. Una cuestión que, según confirmaron fuentes comunitarias, se sustenta en el régimen de lenguas oficiales aprobado por el bloque comunitario en 1958. Un régimen susceptible de cambios, pero que en base a los Tratados de la Unión requeriría de la unanimidad del Consejo Europeo para ser modificada. "Teniendo en cuenta que el inglés es la lengua oficial de otros dos Estados miembros, una decisión unánime como esta parece improbable", apuntan estas fuentes.
Además es también la segunda lengua del 38% de ciudadanos europeos, según recogía el diario francés Le Monde. - A.E.