Londres - El Ejecutivo británico de Boris Johnson endurecerá su posición ante las próximas negociaciones que iniciará en marzo con la Unión Europea (UE) tras la ejecución del brexit, al percibir, según revelaba ayer la prensa local, que Bruselas trata de “frustrar” sus planes. En un discurso que el líder tory pronunciará hoy en Londres, este recordará que su Gobierno no aceptará ninguna “alineación” con las normativas comunitarias más allá de 2021, cuando concluya el periodo de transición de once meses.
En esa intervención, según avanzaban ayer los medios, se espera que Johnson abandone el tono conciliador utilizado el pasado 31 de enero -día de la consumación oficial del brexit-, cuando se refirió a una “nueva era de cooperación” con el bloque europeo para pasar ahora, en cambio, a una retórica más firme.
Según reveló ayer el Daily Telegraph, el equipo de asesores de Johnson está “furioso” por lo que perciben como amagos por parte de los 27 de “frustrar” el “amplio” acuerdo de libre comercio que ambiciona Londres. La sensación británica, según una fuente del Gobierno citada, es la de que Bruselas intenta unilateralmente “cambiar los términos” del acuerdo ratificado en 2019, cuando ambos se comprometieron a trabajar por un pacto comercial “ambicioso”. De acuerdo con esto, “hay solo dos resultados probables en la negociación: un acuerdo de libre comercio como Canadá, o un arreglo más ligero como el de Australia”. Londres cree ahora que Bruselas está intentando “forzar algo que conlleve todas las obligaciones del modelo de Noruega, con las restricciones del acceso al mercado de Canadá, lo que es una hipocresía total y algo que de ninguna manera aceptará el Reino Unido”, según añadió la fuente.
El ministro británico de Exteriores, Dominic Raab, dio también ayer pistas sobre el nuevo planteamiento por el que se decantará su Gobierno ante su diálogo comercial con Bruselas. En una entrevista con la BBC, Raab remarcó que Londres no “se va a alinear con las normativas comunitarias”, pues precisamente la “alineación” no está “en la mesa negociadora”. Al parecer, Johnson secundaría un acuerdo de libre comercio al estilo de Canadá, que permitiera comerciar sin aranceles en la mayoría de bienes, pero que no incluyera la industria de servicios, dominante en el Reino Unido. Bruselas, por su parte, aboga porque Londres siga ateniéndose, más allá del periodo de transición, a las reglas comunitarias en estándares y subsidios estatales y que acate la jurisdicción de la Corte de Justicia Europea en cualquier disputa comercial. En cualquier caso, el planteamiento que adoptará de cara a esas negociaciones la UE deberá ser aprobado previamente por los 27 estados miembros, algo que no ocurrirá antes de finales de mes. Pero según avanza la BBC, Johnson enfatizará hoy que no piensa acatar ningún tipo de alineación, ninguna jurisdicción de la justicia comunitaria y que no secundará concesiones a ninguna de las demandas de Bruselas cuando arranquen las negociaciones en marzo. Al mismo tiempo, se descartará cualquier rebaja en los derechos de los trabajadores, en los estándares de higiene alimentaria y en las protecciones medioambientales.
Al margen de sus conversaciones con la UE, el Gobierno de Londres perseguirá paralelamente acuerdos de libre comercio con otros países como Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Precisamente Raab confirmó ayer que viajará la próxima semana a Japón y Australia para trabajar en posibles acuerdos comerciales con esos países y a fin de explorar “oportunidades globales” para el Reino Unido tras el brexit. “Estamos recuperando el control de nuestras leyes, con lo que no vamos a tener una gran alineación con la Unión Europea (UE) ni tampoco una alineación legislativa según sus reglas”, afirmó el jefe de la diplomacia británica en otra entrevista con Sky News.
directrices de barnier Por su parte, el negociador de la Unión Europea para el brexit, Michel Barnier, presentará hoy su borrador con las directrices de los Estados miembros de la UE para la inminente negociación con Londres sobre la relación entre el Reino Unido y el bloque comunitario tras el vigente período de transición de once meses. Barnier ha avisado de que tiene “una cosa clara: lo primero es el interés de la UE, de cada uno de sus Estados miembros y de todos sus ciudadanos”, indicó en Twitter.
El francés, que tendrá como número dos a la española Clara Martínez Alberola, exjefa de gabinete de Juncker, proseguirá al frente de la que se presenta como la negociación más complicada de la historia de la Unión Europea, pero con la alemana Ursula von der Leyen ya al frente del Ejecutivo comunitario. Von der Leyen ya ha dicho que espera conseguir un acuerdo comercial con “cero tarifas y cero cuotas”, pero desde una competencia económica leal por parte de Londres. Barnier, que insiste en la importancia de preservar la unidad que hasta ahora han mostrado los Estados miembros en la negociación, ha intensificado sus visitas a las capitales de la UE en las últimas fechas para entrevistarse con los líderes de los Veintisiete.
Mientras que el primer ministro británico, Boris Johnson, está decidido a no prolongar el vigente período de transición, que termina el 31 de diciembre de 2020, la Comisión Europea ha reiterado que es inviable negociar, acordar y aprobar parlamentariamente en solo once meses un pacto de tal envergadura, que va desde los derechos de los ciudadanos y la lucha antiterrorista hasta el espacio aéreo y la homologación de medicamentos.
El acuerdo de salida que negoció en gran medida la antecesora de Johnson en Downing Street, la también conservadora Theresa May, fue objeto de numerosas prórrogas y retrasos que la abocaron a dimitir y llevaron al Reino Unido a celebrar elecciones anticipadas. Ese acuerdo prevé que el vigente período de transición pueda prolongarse uno o dos años, siempre que Londres solicite la prórroga antes del 30 de junio. Durante este período, los efectos concretos del brexit no se percibirán pues las normas para ciudadanos y empresas serán las mismas que hasta ahora.
Londres tendrá que acatar la normativa comunitaria pese a que, desde hoy, el Reino Unido pierde a sus europarlamentarios y sus ministros y técnicos no participan en las reuniones de sus homólogos europeos en Bruselas. Transcurrido ese período de transición, y si Londres y Bruselas no han llegado a un acuerdo o prorrogado el statu quo actual, habrá un brexit duro.