La Haya - El Gobierno holandés ha puesto fin a la línea de ayuda telefónica que estableció hace siete años para atender a los seguidores vulnerables de sectas y comunidades religiosas cerradas, en medio de polémicos casos y del rechazo de expertos y antiguas víctimas de cultos. La línea directa deja de existir después de que el Parlamento decidiera detener el subsidio que se ofrece a este sistema de ayuda a las víctimas de las sectas, a pesar de haber casos recientes que señalan la existencia de seguidores amenazados y vulnerables en comunidades cerradas.
Solo el pasado año se registró un récord de 103 llamadas telefónicas de emergencia a la línea conocida en neerlandés como Sektesignaal, lo que supuso hasta 80 “informes muy serios”, casos que necesitaban ayuda urgente y que suponen una señal alarmante sobre el peligro de las sectas.
Esta línea directa recibió llamadas sobre sesiones de curaciones de ayahuasca, que causaron la muerte de dos personas en los últimos años.
El caso de la holandesa Geertje Tobé es otro de los más sonados en Países Bajos. Víctima de la Iglesia de Dios Todopoderoso, pasó 18 años en manos de esta secta, sin poder ver a su hija y completamente entregada al culto. “Lo perdí todo. Mi dinero, mi autoestima, mi cuerpo”, relató en su libro autobiográfico. Fue recibida por el líder y autoproclamado profeta Sipke Vrieswijk, un encuentro seguido de años de abusos sexuales, orgías en las que las niñas eran consideradas “novias de Dios”, y drogadicción causada por pastillas que le fueron entregadas, en un principio, como suplemento de vitaminas. Ahora lamenta la detención de esta línea telefónica porque “antes ya era muy difícil conseguir ayuda, pero ahora ya no queda ninguna opción”. La portavoz de Sektesignaal, Karin Krijnen, explicó al diario holandés AD que también recibieron “muchas llamadas telefónicas sobre cursos de atención personal o para lograr la felicidad, que finalmente resultaron en abusos sexuales o financieros a los participantes”, especialmente a chicas jóvenes. - Efe