Joanne Kate Swinson, conocida en el mundo político y de la prensa británicos como Jo Swinson, es desde el pasado mes de julio la nueva líder de los liberal-demócratas y una, junto con el partido, de los grandes beneficiarios de ese parto de los montes llamado Brexit. Especialmente, desde la irrupción del conservador Boris Johnson en la gestión de la salida británica de la Unión Europea, los disidentes del partido conservador así como todos los demás decepcionados por las piruetas de sus respectivos dirigentes en el tema se van pasando en el Parlamento a los bancos de los liberal-demócratas.
La mayoría de esos cambios de bando son pasajeros y Jo se hace muy pocas ilusiones acerca de la duración de esas afiliaciones. Pero los recibe a todos con los brazos abiertos porque esta es la línea adoptada por ella para relanzar a su partido hacia el primer plano de la política nacional. Y es que Jo juega a todo en el escenario parlamentario: es liberal y urbanita, pero también ligeramente socialdemócrata. Y al maridaje de lo liberal con lo socialdemócrata lo sazona con fuertes notas ecologistas y un encanto juvenil-femenino al que no pudieron aspirar nunca Margaret Thatcher o Teresa May, porque la Naturaleza no les dio bazas para ello.
Pero si Jo tiene un encanto físico y de trato, su ambición y pugnacidad no le van en absoluto a la zaga de los de la dama de hierro, la Thatcher. Jo nació en 1980 en Glasgow, en el seno de un familia de clase media. Cursó estudios en su Escocia natal -salvo los años que tomó clases de gerencia en la London School of Economics- y se lanzó a la política a los 21 años. A los 25 era ya miembro de la Cámara de los Comunes y se ganaba las simpatías de tirios y troyanos hasta lograr el sobrenombre de la niña de la Cámara (the baby of the House).
Claro que de “niña” nada de nada. Sistemáticamente comenzó a escalar posiciones durante el Gobierno de David Cameron para acabar calzándose una secretaria de Estado, cargo que en el Reino Unido es infinitamente menos importante que en los Estados Unidos.
Jo lucha por engrandecer su partido, pero se podría decir que lo hace a la par que lucha por promoverse a ella misma. Dice militar en ala conservadora de los liberal-demócratas, pero se ha ganado a pulso al ala izquierda del partido y también a las feministas de todo el país con gestos populistas cómo su discurso en la Cámara sosteniendo en brazos a la criatura que acababa de tener. Y Jo es tan honrada que, por si alguien no se hubiera percatado aún de lo ambiciosa que es, en uno de los últimos congresos de su partido apareció luciendo una camiseta con el lema “no soy ninguna mujer de cuota”. Evidentemente, no es una mujer de cupo, sino una mujer de mandar? Con mano izquierda.