Atenas - Alexis Tsipras llegó al poder en 2015 para luchar contra la austeridad y devolver la dignidad al pueblo griego. Pero después de cuatro años y a pocos días de las elecciones, los reproches hacia su gestión y la desconfianza en la política predominan en la calle, donde apenas se nota ambiente preelectoral.
Los últimos sondeos perfilan al partido líder de la oposición, la conservadora Nueva Democracia (ND), como el ganador de los comicios del 7 de julio, con casi diez puntos de diferencia respecto a Syriza.
ND es la alternativa de siempre: su líder, Kyriakos Mitsotakis, pertenece a uno de los clanes políticos que históricamente han dirigido el país. Tras múltiples decepciones a lo largo de los años de la crisis, la ciudadanía ha perdido la confianza en que su voto sirva para cambiar nada de eso.
Muchos quieren expresar un voto de castigo hacia las promesas incumplidas de Tsipras. Pero la leve recuperación económica sí se nota en la calle. Nuevas tiendas han abierto y las cafeterías vuelven a estar llenas. “En su intento de castigar a Syriza se van a castigar a sí mismos, aunque no sean conscientes de ello”, lamenta Yorgos Vasiliadis, doctorando en física en la Universidad de Atenas. Votante convencido de Syriza, Vasiliadis cree que Tsipras no ha podido llevar a cabo su programa por culpa de los límites que les ha impuesto la Unión Europea, pero aún así ha hecho cosas positivas, como la gestión de la crisis de los refugiados o la lucha por los derechos laborales. - Efe