En Grecia, las encuestas electorales generadas por los comicios europeos han revelado, amén de los pronósticos pertinentes, una faceta inverosímil de la política del país: la persistencia de los latifundios del poder.

No es que ese fenómeno sea único y ni mucho menos, nuevo. Es un viejo mal que lo han padecido infinidad de naciones a lo largo de la historia. Pero sí es sorprendente que, justamente, la república que inventó la democracia y que, además, hoy en día es miembro de la Unión Europea -entidad basada justamente en el Estado de Derecho y las libertades democráticas- siga teniendo una estructura del poder tan arcaica.

Una de la razones de esta prolongada concentración del poder político en manos de unas pocas familias es posiblemente la concentración de la población. En el ámbito ateniense vive prácticamente la cuarta parte del censo nacional. Y en el mundo ateniense, la familia Mitsotakis corta el bacalao desde hace muchas generaciones.

La estrella emergente de esta familia helena es ahora Kostas Bakogiannis, de 41 años, que presentó en estas municipales su candidatura a la alcaldía de Atenas, arropado por el partido conservador Nea Dimokratia (Nueva Democracia).

Los conservadores defendían la candidatura del joven político aduciendo sus méritos. Como gobernador de la región central de Grecia desde 2014, su gestión se mereció más aplausos que críticas. Los rivales de Bakogiannis, en cambio, denuncian que los mayores méritos consisten en ser miembro de la familia Mitsotakis.

Y, desde luego, ser miembro del clan Mitsotakis -oriunda de Creta y gran protagonista de la revolución independentista griega del siglo XIX contra los otomanos- no puede ser nada perjudicial en Grecia para emprender una carrera pública. Su abuelo, Konstantinos Mitsotakis, fue jefe de Gobierno de 1990 a 1993, y ministro de Exteriores en varios gobiernos. Su madre, Dora Bakogiannis, fue alcaldesa de Atenas de 2002 a 2006 y ha sido la única mujer griega en ocupar la cartera de Exteriores del país desde 1836. El hermano de Dora, Kyriakos Mitsotakis, es el actual presidente de Nea Dimokratia.

Al margen de ese anclaje de los Mitsotakis en el poder, el renovado empuje de los conservadores en Grecia se debe también en buena parte a los fallos de sus rivales, tanto de izquierdas como ultraconservadores.

El Gobierno saliente de Tsipras, un populista de izquierdas, y su partido Syriza, ha sufrido un enorme desgaste de popularidad por las medidas de austeridad que tuvo que adoptar para hacer frente a la grave crisis financiera. Todas las encuestas le pronostican una clara derrota frente a Nea Dimokratia en las generales.

Estas ya no serán en otoño, como tocaba constitucionalmente; Tsipras las ha adelantado para salvar lo poco salvable que queda de su paso por el poder. Y por el otro extremo, la derecha, la oferta política es tan radical que bordea el absurdo.

El ejemplo más claro de ello los constituye Elliniki Lysi (Solución Griega), de Kyriakos Velopoulos, que propone un gobierno ultranacionalista apoyado en la Rusia de Putin y el cristianismo ortodoxo?