Empezamos un nuevo año, 2019, el sexagésimo segundo desde que en 1957 se firmara en Roma los Tratados de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom). Ambos tratados, junto con el de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), dieron origen posteriormente a las Comunidades Europeas y a lo que hoy conocemos como la Unión Europea (UE). Un nuevo escalón por escalar y un nuevo obstáculo por sortear en el proyecto común que nos ha proporcionado un extraordinario período de paz y progreso en Europa. Pero la agenda de 2019 viene repleta de retos y riesgos que van a precisar de la movilización de la conciencia europeísta colectiva para alcanzar en condiciones el horizonte de 2020.