Londres - La frontera en Irlanda del Norte es el principal obstáculo que impide a Londres y Bruselas llegar a un acuerdo sobre el Brexit, si bien la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, aseguró ayer que todavía ve posible evitar que las negociaciones descarrilen y cerrar un “buen pacto”. La jefa de Gobierno compareció en la Cámara de los Comunes para detallar el estado del diálogo con la Unión Europea (UE), al inicio de una semana que estará marcada por la cumbre comunitaria en la que desde hace meses se esperaba un principio de acuerdo.
Las dudas sobre la posibilidad de que haya avances en esa reunión y la críticas cada vez más airadas por parte de la facción más euroescéptica de su propio partido llevaron a May a anunciar ayer por la mañana una comparecencia en el Parlamento en la que trató de infundir optimismo sobre el proceso de salida de la UE. “Hemos hecho buenos progresos por escrito en relación a gran parte de los asuntos importantes”, dijo la primera ministra, que admitió sin embargo que persisten diferencias sobre el mecanismo de emergencia que debe asegurar que en ningún caso se levanta una aduana entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Londres y Bruselas esperan pactar en poco tiempo las condiciones de la salida británica del bloque y una “declaración política” sobre la futura relación que esperan forjar tras el Brexit, pero los detalles de ese tratado no se comenzarán a discutir hasta que el Renio Unido esté fuera de la UE, el próximo 29 de marzo. Ante la posibilidad de que ese futuro diálogo no llegue a buen puerto, la Unión propone una cláusula que obligaría a que Irlanda del Norte se mantenga integrada en las estructuras comunitarias para evitar establecer una aduana. Ese mecanismo, conocido en el ámbito de las negociaciones como backstop -un término prestado del béisbol que hace referencia a la red de seguridad que evita que las bolas golpeen al público-, es la principal fuente de tensiones para May.
Sus socios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), de cuyos escaños depende su mayoría parlamentaria, no aceptan ninguna solución que amenace con dejar a Irlanda del Norte dentro de estructuras comunitarias mientras el Reino Unido las abandona. Por otro lado, los euroescépticos conservadores exigen que el mecanismo de seguridad, en caso de que se aplicara al conjunto del Reino Unido y no solo a Irlanda del Norte, incluya una fecha límite a partir de la cual no tendría validez. Argumentan que, si no se establece una fecha precisa, el país podría quedarse en la práctica de forma permanente en el mercado europeo.
“Resulta frustrante que casi todos los puntos de desacuerdo que todavía persisten estén centrados en cómo manejaríamos un escenario que las dos partes esperamos que nunca debería llegar a producirse”, dijo May en los Comunes.
El respaldo del DUP y de una mayoría de los diputados conservadores resulta clave para el éxito del Brexit, dado que el eventual acuerdo al que llegue el Gobierno británico con Bruselas debe someterse a votación en el Parlamento. El portavoz para el Brexit de la formación norirlandesa, Sammy Wilson, afirmó ayer que es “probablemente inevitable” que el Reino Unido se vea abocado a dejar la UE sin un acuerdo, mientras que la líder del DUP, Arlene Foster, expresó en cambio sus esperanzas de que se llegue a un pacto “sensato”. Por su parte, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, afirmó ayer que la firma de un acuerdo sobre el Brexit podría retrasarse hasta diciembre, ante la falta de consenso entre la UE y el Reino Unido. En declaraciones a los medios en Dublín, el líder democristiano indicó que “nadie sabe seguro” cuándo se podrá lograr un pacto para diseñar una salida ordenada: “Nos encontramos en una fase clave y sé que algunos eran optimistas respecto a la posibilidad de lograr un acuerdo esta semana, yo siempre he creído que era improbable e imagino que la mejor oportunidad será en noviembre o diciembre”, dijo Varadkar.
Mientras tanto, el exministro de Exteriores británico Boris Johnson cargó por su parte en un artículo en The Telegraph contra el plan de May al decir que sería “una catástrofe” que el Reino Unido se viera obligado a continuar en una unión aduanera. Cree que existe, en cambio, “una solución mejor”, basada en un acuerdo de libre comercio similar al que la UE firmó con Canadá, con “cero tarifas y cero cuotas”, y que no implique la necesidad de una aduana en Irlanda. Las tensiones internas en el Partido Conservador han elevado las especulaciones sobre posibles dimisiones en el gabinete de May.
La líder tory en la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, la ministra de Desarrollo Internacional, Penny Mordaunt, y Esther McVey, ministra de Trabajo y Pensiones, encabezan las apuestas sobre posibles dimisiones.