París - Nicolas Hulot era hasta hace poco más de un año un caramelo inalcanzable para los gobiernos de Francia, que habían tratado de seducir al ecologista más popular del país, pero al que solo Emmanuel Macron logró integrar en su gabinete hasta el anuncio ayer de su dimisión.
Hulot, ministro de Transición Ecológica y número tres del Ejecutivo, comenzó su carrera a finales de la década de 1970 como reportero de radio, donde marcó su estilo aventurero presentando sus viajes desde el centro de la acción.
En la siguiente década pasó a la pequeña pantalla, donde dirigió una serie de programas de pedagogía medioambiental seguidos por hasta nueve millones de telespectadores. En paralelo a las reflexiones ecologistas que plasmó en varios libros, Hulot creó en 1990 la Fundación Ushuaïa, rebautizada como Fundación por la Naturaleza y el Hombre, cuya misión es la educación y protección del medioambiente.
Con el nuevo milenio, su conversión a la política se concretó cuando el reportero -que no contaba con diploma universitario- empezó a ser requerido por la administración, tras la publicación en 2002 de su libro ¿Cuántas catástrofes se necesitan para actuar?
El entonces presidente Jacques Chirac lo invitó a aconsejarle en cuestiones medioambientales y le propuso el cargo de ministro de Ecología, rechazado por Hulot. A partir de ahí comenzó la caza que durante casi veinte años ha llevado a prácticamente todos los cargos políticos a buscar, si no su presencia en el Gobierno, al menos sí su consejo. Y Macron lo consiguió. Hasta que ayer se le escapó. - María D. Valderrama