La Plaza de la Virgen Blanca, corazón de la ciudad
Gasteiz - Vitora-Gasteiz es uno de los 25 mejores destinos del mundo para viajar este 2021, según National Geographic. Su título de Capital Verde Europea en 2012 la colocó en el mapa mundial, pero la ciudad alavesa es mucho más que un lugar amable, perfecto para los amantes de la naturaleza. Su oferta cultural se encuentra en constante ebullición y se condimenta de influencias de otros puntos, como bien demuestra su festival de Jazz que este año se celebra del 14 al 18 de julio.
También sabe combinar modernidad y tradición: edificios vanguardistas y templos con historia, sorprendentes palacios, calles gremiales, museos, bares de pinchos, sábados de mercado€ Un ambiente arrebatador que invita a pasear, observar y perderse, especialmente en el casco viejo, conocido como Almendra Medieval coronada por la imponente Catedral de Santa María. Junto a ella, las torres de las iglesias de San Miguel y San Pedro forman el perfil más reconocido de la ciudad. Las principales calles aluden a los oficios antiguos que se realizaban anteriormente: Correría, Pintorería, Cuchillería, Zapatería...
Esta atmósfera embriagadora se respira de forma intensa en su tradicional Semana Grande en agosto con el tradicional txupinazo y la bajada de Celedón, personaje emblemático de la ciudad. Para este año el Ayuntamiento está elaborando una programación idónea para la actual situación de pandemia durante las fiestas de la patrona de la capital, la Virgen Blanca, pero no serán ni la nada de 2020 ni el todo de las de 2019. No habrá grandes conciertos y están descartadas las aglomeraciones para mantener en todo momento las medidas de seguridad contra el coronavirus.
Otro placer de callejear por la capital de Euskadi es poder satisfacer el estómago y la garganta sin demasiado esfuerzo. Los bares y restaurantes inundan de deliciosos pinchos sus barras que compaginan la tradicional cocina vasca con las nuevas técnicas culinarias. El Clarete, El Sagartoki o El Rincón de Luis son sólo algunos ejemplos de la inmensa calidad gastronómica que se respira en Vitoria-Gasteiz, un pequeño oasis de los pinchos.
Y tras llenar el buche es fácil encontrar un lugar de merecido reposo en alguna de las cuidadas zonas verdes como el parque de la Florida, el de Arriaga, el Paseo de la Senda o los Jardines del Obispo Fernández. O darse una vuelta en bicicleta por el llamado Anillo Verde, una ruta circular de 30,8 kilómetros con un trazado de dificultad media-baja. Con razón Vitoria sigue siendo una Green Capital.
Catedral de Santa María, majestuosa e inspiradora
Gasteiz - La solemne catedral gótica de Santa María ha seducido por su arquitectura y su simbolismo a multitud de visitantes y escritores como Ken Follet y su obra Un mundo sin fin. Fue construida como iglesia-fortaleza en los siglos XIII y XIV; su imponente aspecto formaba parte de la defensa de la ciudad. Aunque está siendo restaurada, se ofrecen visitas guiadas al templo y los visitantes pueden obserbar en primera persona los laboriosos trabajos de restauración. La catedral es una parada obligatoria cuando se visita Vitoria-Gasteiz.
Recorrer la la capital verde a pedaladas
Gasteiz - Para los amantes de las dos ruedas, Vitoria-Gasteiz tiene un plus de valor. Sus condiciones geográficas la convierten en un sitio perfecto para recorrerla a pedaladas debido a su llanura y las distancias cortas. La bicicleta es el vehículo ideal para trasladarse de forma sencilla y sostenible y recorrer tanto el núcleo urbano como el anillo verde que rodea la ciudad. Desde la propia capital se puede acceder por carril bici a los cercanos parques provinciales de Garaio y Landa y disfrutar de la naturaleza. Y si no tienes bici o no sabes cómo transportarla hasta allí tampoco tienes excusa; encontrarás múltiples puntos de alquiler de bicicletas por toda la ciudad.
Salinas de Añana, más de 6.500 años de historia
Araba - A 30 km de Vitoria-Gasteiz se encuentra uno de los paisajes más impresionantes y mejor conservados de Europa: El Valle Salado, en la localidad de Añana, alberga una de las fábricas naturales de sal más antiguas del mundo. Este enclave y sus alrededores se ubican sobre un fenómeno geológico denominado diapiro, que hace surgir del interior de la tierra la sal de un antiguo mar desaparecido hace millones de años. Una sal de altísima calidad, que se clasifica en cuatro variedades, y que se produce de forma natural y ecológica.
El Centro de Atención e Interpretación es un edificio en forma de barco invertido y conocido como El Torco. Desde allí, los visitantes pueden reservar las visitas guiadas, acceder a información sobre el Valle Salado así como adquirir productos de la zona. Se ofrecen diferentes recorridos guiados para conocer todos los detalles de la biodiversidad de las salinas. De entre los talleres que se pueden realizar en el lugar destacan dos. Por un lado, producir y catar uno mismo la Sal de Añana, una actividad muy divertida y recomendable para niños.
Por otro lado, los visitantes pueden beneficiarse de los efectos terapéuticos del agua salada sumergiendo los pies y las manos en salmuera. De esta manera, se rememoran los baños que tomaban los antiguos salineros cuando producían la sal. ¡Una experiencia de lo más cautivadora!
Labastida, más allá del vino
Labastida - En la Rioja Alavesa, al sur de Araba, se erige este municipio famoso por sus vinos y sus bodegas. Situado entre el monte Toloño y flanqueado por el río Ebro, Labastida es una parada imprescindible para los amantes de estos caldos, pero también para los enamorados de la historia, la gastronomía y la naturaleza.
Es fácil asociar Labastida con el universo enológico: su situación geográfica y sus condiciones climatológicas hacen posible que a su alrededor se produzcan excelentes cosechas. El visitante se sentirá abrumado por las impresionantes viñas de la zona y seguro que se anima a visitar alguna de las bodegas que allí se albergan.
Pero decantarse por una u otra no es tarea fácil ya que varía mucho en función del tipo de establecimiento, la variedad de la uva, la cantidad de vinos a catar, el precio de las visitas... Un divertido plan que convence a muchos turistas y es que el vino, es el ADN y el motor económico de la localidad alavesa y sobre él giran y se apoyan muchas actividades.
Labastida tiene otros tesoros más allá del famoso caldo. Cuenta con muchos palacios y casas nobles de los siglos XVI, XVII y XVIII, sobre todo a lo largo de las calles Mayor, Larrazuría y Frontín. Darse un paseo por su centro es recorrer a pie el transcurso de la historia del arte: ermitas románicas como la de Santa Lucía, iglesias de estilo renacentista como la de Nuestra Señora de la Asunción, el edificio barroco de la Casa Consistorial... La oficina de turismo de Labastida ofrece visitas guiadas al casco histórico, con entrada a las dos iglesias, la de Nuestra Señora de la Asunción y la del Santo Cristo.
Asimismo, a los pies del monte Toloño, se extiende un espacio natural perfecto para pasar un día con niños. Se trata del Parque San Ginés y al estar equipado con mesas y barbacoas se postula como un destino estupendo para disfrutar de un largo día de verano.
Un viaje al mundo medieval de Laguardia
Laguardia - Fundada en el siglo X, la villa medieval de Laguardia conserva a la perfección su trazado medieval, por lo que merodear por sus estrechas vías empedradas nos transporta a épocas de fortificaciones y vasallajes. En las calles de Laguardia coexisten suntuosas construcciones medievales, renacentistas, barrocas y neoclásicas. La Casa de la Primicia, que data del siglo XIV, es el edificio civil más antiguo de la villa. Laguardia fue antaño una importante atalaya y protegía a sus habitantes dentro de sus murallas. Hoy, la ciudad abre sus puertas al turismo y muestra todo su esplendor gracias a su rica oferta enogastronómica.
Como en el caso de Labastida, Laguardia está cubierta de bodegas y es el sitio perfecto para conocer cuál es el proceso de producción del vino y disfrutar de su cata. Pasar unos días en la capital de la Rioja Alavesa, teletransportarse en el tiempo y degustar buenos vinos es un buen plan para estas vacaciones.