Carlos Sobera se divierte haciendo televisión. Un concurso, un reality o un dating show como First Dates que tras ocho años en antena, estrena una versión veraniega, First Dates Hotel. Para él, “como el diario pero con más “cositas””.

Con su formato original en un restaurante, su versión a bordo de un crucero y alojándose ahora en un hotel, podría en el futuro, afirma Sobera, “subirse a una nave espacial y hacer una conexión con Marte, Neptuno”.

Formatos todos ellos que comparten, opina, “el vis a vis, el contacto entre las parejas. Ese creo que es el gran secreto de First Dates, la razón por la que lo vemos y disfrutamos”.

Esta tercera versión del programa aporta, a juicio del presentador, “que antes de llegar al bar y al restaurante ya tienen oportunidad de conocerse, hay prolegómenos. Y si se dicen que sí, en el formato original hay que imaginar lo que pasa pero en este somos testigos de todo lo que viene después”.

Como ya ocurrió a bordo del crucero, los visitantes del hotel están más desinhibidos. “Ir a un hotel a conocer a alguien y quizá pasar la noche abre expectativas más sabrosas que las de una simple cena. Puede producirse un encuentro de alto voltaje y la gente va con ilusión. La gente se siente feliz porque el hotel es tan mágico y comparten espacios externos. que todo invita a frescura y a amor”, opina.

La gente es lo auténtico

Sobera aclara que, frente a lo que pueda parecer al ver el programa desde casa, “las cámaras son imperceptibles y esto permite que todo fluya con tanta naturalidad que se vive todo de forma muy real. No hay conciencia de estar, en el caso de los participantes, en televisión, o en nuestro caso, de estar haciendo televisión”.

El baracaldés no tiene duda de que lo que le sigue sorprendiendo es la propia gente que acude a First Dates “ con sus reacciones naturales, sus ocurrencias y espontaneidad. Por eso sigo disfrutando mucho. Todo lo que sea contacto con la gente de la calle es gloria bendita y me lo paso muy bien”. Atrás quedaron los tiempos en los que algunos decían que a Carlos Sobera no le “pegaba” este formato. “

Ya no se atreven. Me pega hacer de todo. Y este programa no es un reality agresivo o morboso sino algo muy natural y distendido. No metemos el dedo en el ojo a nadie, somos un programa muy blanco y hasta pedagógico y educativo porque lleva ocho años visibilizando, naturalizando”, resume.

Resulta inevitable la curiosidad de saber si Carlos Sobera tendría una cita en el programa, a lo que el presentador responde que “la experiencia del hotel me ha gustado mucho. Y si se hace una versión de nave espacial también me apunto a algo estratosférico y maravilloso”.