Telecinco emitió en el día de ayer el tercer episodio de la serie ‘Bosé’ y el debate ‘La noche de Bosé’ liderado por Joaquín Prat. El último capítulo de la ficción giro en torno al éxito de ‘Bandido’, además de las historias de excesos del cantante donde las juergas, el sexo, el alcohol y otras drogas entraron en escena. Todo ello en la década de los 80 en la que el descontrol y el artista fueron de la mano. Asimismo, el debate ofreció algunas revelaciones de Miguel Bosé sobre su pasado.
En el tercer capítulo de la serie, Miguel Bosé se encuentra inmerso en una crisis creativa y falto de ideas. Para aclarar su mente, el cantante decidió pasar una temporada en Miami, en la casa que Julio Iglesias tenía allí. Su estancia en Estados Unidos le ayudó para elegir qué camino quería tomar, ye esto, unido a los consejos de su padre, Luis Miguel Dominguín, el artista supo qué dirección tenía que tomar.
A pesar de que muchos le recomendaron imitar a otros cantantes, Bosé tuvo muy claro que siempre sería fiel a su estilo rompedor. Años más tarde, en 1984, decide poner rumbo a Milán para triunfar allí, escribiendo sus propias canciones y alcanzando un gran éxito. Además, allí en Italia pudo encontrar un tono de voz que desde ese entonces le caracterizaría.
El actor que da vida a Miguel Bosé en la ficción arrasó gracias a ‘Bandido’, uno de sus álbumes más reconocidos a día de hoy. "Número uno en España y América. Había llegado a lo más alto. Solo. El peligro de estar en la cima es caer en picado y yo lo hice hasta tocar fondo", afirma. A pesar del furor que causó, el cantante se dejó llevar por los excesos, cayendo en una espiral negativa de la que sufriría las consecuencias.
El debate ‘La noche de Bosé’
En la entrevista con Joaquín Prat, Miguel Bosé confesó que en realidad las drogas no le aportaban nada positivo: “Generalmente se entra y nunca se sale. No aporta absolutamente nada”. En el programa, sus hermanas, Paola y Lucía Dominguín, hicieron hincapié en la fuerza de voluntad que tuvo el artista para abandonar las drogas en poco tiempo. De acuerdo con su versión, había llegado a pasar “dos años sin ver la luz del Sol”.
Bosé contó que tomó la determinación de dejar “por saturación” el mundo de las drogas: “En mi caso, fue saturación. Cuando es parte de la fiesta, aporta relaciones y cosas, es fiesta. Pero cuando pasa a la cotidianidad ya no tiene sentido y pierde la gracia. Pierde la diversión y hay un momento que dices 'ya'”.