1. Una carrera que no le convenció. Comenzó a estudiar Derecho, pero pronto se dio cuenta de que ser leguleyo no era lo suyo. Asegura que la abogacía nada perdió con su renuncia.
2. No quería ser actor. Nunca soñó con ser actor. Le encantaba el mundo del cine, pero no delante de la cámara, sino más bien detrás. Quería ser productor, pero poco a poco se metió en las vidas ajenas y ahí continúa.
3. Aprendizajes extras. Fue protagonista de Los Serrano, donde daba vida a un hostelero, y dice que gracias a esa serie sabe tirar cañas como nadie y cortar amañadamente un buen jamón.
4. Negocios que no han funcionado. Como muchos actores se ha metido en negocios de restauración. No le ha funcionado ninguno y se ha tenido que conformar con ser solo actor.
5. Un libro a dos manos. Hace cuatro años se desnudó de cualquier pudor y contó su vida en el libro Pa' habernos matao: Memorias de un calvo. Lo escribió al alimón con su mujer Ana Pérez-Lorente, y asegura sin pudor que fue ella la que más se lo curró.
6. Amor a pie de calzada. Es un hombre muy divertido al que anécdotas no le faltan. En su vida personal hay una que hace reír a muchos, pero que es muy bonita: conoció al amor de su vida en un semáforo.
7. Héroe de papel. Es muy fan de los cómic, pero uno de ellos le ha calado hasta los huesos, Tintín. Su casa está llena de tebeos, dibujos y cuadros de este personaje. Según él, le pone, le interesa y le divierte.
8. Manías muy personales. Odia rodar escenas de cama en el cine y se le ponen las orejas rojas de la vergüenza. Además, las hace con los calcetines y zapatos puestos, (por el frío, añade). Un antídoto contra la lujuria, vamos, pero que no puede superar.
9. Habitaciones separadas. En esta ocasión no es por vergüenza, sino más bien por necesidad: su mujer y él no comparten ni cama ni habitación. Ella es asmática y se siente más relajada y cómoda sin tener que compartir el dormitorio.
10. Rebelde. En su etapa de estudiante universitario se apuntaba a todas las manifestaciones. En una de ellas, en la que gritaba "Rector, bastardo, te has vendido al Pardo", se vio rodeado por la Policía y por el miedo y las ganas de escapar secuestró un autobús lleno de agente. La multa fue de 100.000 pesetas.