madrid - Es uno de los actores de moda, aunque a él nunca le haya gustado esta definición de su trabajo. Actualmente, está rodando una película, La hija, bajo las órdenes de Manuel Martín Cuesta, uno de sus directores favoritos.
Parecía imposible pasar más vergüenza con Jesús, su personaje.
-Siempre se puede subir más el tono. Es cierto que Jesús ya estaba pasado de rosca, pero los directores, sin abandonar el tono de comedia, le han dado un punto de thriller?
¿Thriller? ¿Se va a convertir en asesino en serie o algo similar?
-Nada de eso. Pero en la serie, en esta temporada, va a ocurrir un hecho que trasciende el ámbito familiar, se va a convertir en la vergüenza nacional.
Dicho así da hasta un poco de miedo.
-¿Verdad? Ja, ja, ja? Jesús se va a convertir en portada de periódicos, en noticia destacada en los informativos, todo se desmesura y es este el principio de la tercera temporada de Vergüenza, un proyecto estupendo que me enamoró desde el principio y me sigue enamorando. Espero que el espectador se quede enganchado a la serie y no pueda dejar de ver un capítulo tras otro para ver qué es lo que ocurre.
¿Tiene usted tan poco pudor como Jesús?
-Uf, yo soy muy pudoroso, tengo excesivo pudor. Lo que pasa es que este personaje es un auténtico regalo, me ha obligado a transitar por territorios desconocidos para mí. De la mano de Cavestany y Fernández Armero, he viajado muy lejos y he hecho cosas muy osadas que no hubiera hecho si ellos no hubieran estado detrás y si el personaje no hubiera estado tan bien armado y tan bien escrito.
Así que mantiene a Jesús alejado de Javier, ¿no?
-Jesús es un perfecto cuñado, ese al que todos evitamos y espero tener muy poco de él, casi prefiero no cruzarme en personalidad con él, pero te aseguro que le tengo mucho cariño.
¿Qué piensa cuando se ve en la serie?
-No me veo a mí mismo porque no soy yo, estoy alejado de Jesús, pero sí que reconozco que hay muchos españoles como él. Tengo mucha vergüenza, yo soy un hombre muy tímido y trato de no hacer nunca el ridículo, no más de lo necesario. No me gusta hacer pasar vergüenza a nadie ni pasarla yo. Pero sí, hay muchos como Jesús sueltos por ahí.
¿Muchos? ¡Qué peligro!
-Totalmente de acuerdo, seguro que te has cruzado con alguno y te has dado cuenta de que hay mucho metepatas en este mundo. Jesús es el rey del cuñadismo. Seguro que más de un espectador se sentirá identificado porque durante las fiestas navideñas se habrá sentado al lado de algún fantástico cuñado que le ha amargado hasta los turrones. Seguro que en casi todas las mesas de Navidad ha habido algún Jesús campando a sus anchas.
¿Qué le ha dado Javier a Jesús?
-No me reconozco en él. Cualquiera que me conozca bien sabe de sobra que Javier no tiene nada de Jesús y viceversa. En otros personajes que he interpretado reconozco más cosas de mí mismo. A Jesús le presto mis ojos, mi voz, mi cuerpo, todo; pero estoy en las antípodas de él. Bueno, eso creo yo, que vete a saber, a lo mejor sale alguien diciendo que soy el perfecto cuñado y un auténtico metepatas.
Sigue hilando los proyectos.
-De nuevo ruedo con Manuel Martín Cuenca, después de la gratísima experiencia de El autor. La película se llama La hija, es un thriller muy bien escrito. Estoy en las mejores manos, Martín Cuenta es uno de los grandes cineastas españoles y es un gran director de actores.
Hace muchos personajes casi de forma simultánea en cine y televisión, tiene que ser un lío. ¿Le da tiempo a cambiar de piel y personaje de forma rápida?
-Es que nos dedicamos a ser hoy un señor y mañana otro. Cambiarnos de traje no nos resulta difícil. Sobre todo cuando hay personajes tan bien armados, tan bien escritos; si están dentro de proyectos interesantes, no nos resulta nada complicado y nos apetece mucho mudar de piel.
¿Va a seguir estando vivo en La 1?
-Espero que sí, eso espero. Los números de la última temporada no han estado nada mal, son muy buenos. Es una serie que ha gozado del favor del público, ha tenido muy buenas críticas. Pienso que la cadena está muy a favor de continuar con Estoy vivo. Pienso que es un proyecto novedoso, pienso que no se ha quemado en las temporadas que hemos hecho y que puede dar más de sí. Pero como todo el mundo sabe, es la cadena quien tiene la última palabra.
Hay quien opina que ‘Estoy vivo’ es una serie muy arriesgada.
-Y lo es. Para que salga bien tiene que estar muy bien escrita. Fíjate la mezcla de géneros que hay: humor, drama, ciencia ficción, toques paranormales? Es un thriller muy complejo y muy divertido. Pienso que tiene todos los ingredientes para que la cadena pública siga apostando por una serie como esta.
¿Qué ha supuesto esta serie para usted?
-Un disfrute pleno, igual me ha pasado con Vergüenza en Movistar. En esta, en Estoy vivo, he coincidido con Daniel Écija de nuevo. Él es uno de los grandes gurús de la ficción en España. Siempre es un placer trabajar con compañeros de viaje como él. Sinceramente, los espectadores se merecen más temporadas de esta serie.
Está en todos los lugares posibles, ¿imprescindible?
-Por Dios, no. No hay nadie imprescindible. Hay mucho talento interpretativo en este país. Por desgracia, hay muchos compañeros, actrices y actores buenísimos, que no tienen la oportunidad de demostrar su talento y su buen hacer. Yo estoy en ese pequeño grupo de privilegiados que sí podemos mostrar lo que somos. Me tomo esta profesión muy en serio y soy consciente de que estoy sometido al vaivén del mercado igual que los demás.
¿Tiene tiempo para usted?
-Muchas veces la vida personal se queda relegado a un segundo plano en esta profesión, nunca sabes qué te va a deparar el futuro. Pienso que es una profesión que tienes que aprovecharla al máximo, que tienes que coger el teléfono cuando suena y valorar lo que te ofrecen.
Dice sí a todo.
-No. Soy más selectivo a la hora de comprometerme con determinados proyectos que lo que era antes. Uno va creciendo, va teniendo una familia y va priorizando sus necesidades en función de su vida personal.
Ha hecho muchas películas, ha tenido éxito y premios, pero hay una que sigue en boca de todos ‘Campeones’.
-¡Ojalá siga dando que hablar! Es una película que ha trascendido lo cinematográfico para convertirse en punta de lanza de algo que no podemos olvidar, hay muchas personas con algún tipo de capacidad diferente o discapacidad. Durante mucho tiempo ha habido asociaciones, colectivos, colegios y personas que a título personal han trabajado desde la sombra por dar visibilidad a toda la gente que sufre una discapacidad. Campeones es la punta de iceberg de mucho esfuerzo oculto. Es una película que ha conseguido que la mirada de la sociedad sea totalmente diferente.
¿Caminamos hacia una sociedad más sensible?
-Espero que sí. Es bueno que ante determinada falta de sensibilidad y educación de una parte de la sociedad, una película se haya convertido en un elemento necesario y que ha dado visibilidad a un colectivo que necesitaba algo así. En los tiempos que corren no podemos dejar fuera a colectivos, vivimos en una sociedad en la que cabemos todos.
¿Su sensibilidad era mayor por motivos personales?
-Tengo un hijo con discapacidad, Mateo. Este proyecto no es uno más para mí, es una cuestión personal donde yo he puesto lo mejor de mí mismo y me he involucrado al cien por cien. Más allá de todas las películas que haya hecho y de las que puedo hacer en el futuro, quiero dejar clara una cosa, Campeones es la película de mi vida. En ella, me he dejado el alma, el cuerpo, la emoción, la risa y todo lo que llevo dentro. Estoy muy orgulloso del resultado, pero este orgullo va más allá de la taquilla o de los premios. El premio es haber podido dotar a la sociedad de una mirada diferente sobre el universo de la discapacidad.
Imagino que fue una película agotadora.
- El cine es agotador, son jornadas interminables, son muchas horas, pero hay otros trabajos mucho más agotadores y con menos recompensas.