Anda el juez Castro con un cabreo monumental husmeado la huella del desalmado/a que introdujo en la sala de vistas de los juzgados de Palma de Mallorca un ingenio digital para captar imágenes de la imputada - declarante y sacarlas a la Opinión Pública en un ejercicio de desobediencia que como lo pille el bajito pero guerrero juez Castro, se va a enterrar de lo que cuesta un peine. Dada la idiosincrasia manifestada por este juez a lo largo de los últimos tres años, seguro que lo que le ha molestado ha sido el acto de desobediencia, de desacato a la orden de su señoría, más que la imagen bien poco significativa y escasamente informativa de la Borbona deponiendo declaración o lo que sea que haya hecho. Las películas de Hollywood nos tienen acostumbrados a situaciones similares, con un dibujante bocetando y dibujando desde un ángulo lo que ocurre en el juzgado, por la expresa prohibición de tomar imágenes, fijas o en movimiento del transcurso del acto judicial. Esta limitación del ejercicio de la libertad de información es decisión del juez, pero sepa su señoría que siempre habrá un periodista, un medio, un ciudadano dispuesto a burlar esta disposición y hacer lo que ha ocurrido el pasado domingo en la edición de un periódico madrileño.
Foto que te crió probablemente captada con un ingenio no convencional, tipo como los que usan las agencias de detectives o los jamesbond de turno. La tecnología se alía con la información y el juez queda burlado. Eso sí, prepárense ejecutores y colaboradores del desalmado fotero, porque la larga mano de la justicia del juez Castro está a punto de caer sobre sus huesos y por lo tanto, que Dios le coja confesado. La autoridad del juez necesita reparación y en ello andan policías y funcionarios. Esto de Iñaki y Cristina es como un culebrón que no deja de sorprendernos cada semana y ahora toca una de espías. ¡Qué país, Mikelarena!