madrid. Raquel Sánchez Silva ha vuelto a situarse frente a las cámaras tras "un período de descanso" con un programa "muy ilusionante", La incubadora de negocios, que "inspira", pero también muestra las "trabas" en el campo del emprendimiento, explicó la periodista y presentadora extremeña.
La incubadora de negocios se estrenará hoy en Cuatro a las 00,15 horas con un especial dedicado al proyecto de un funcionario de 34 años, Alejandro, que quiere instalar una tirolina urbana en la Plaza de Callao de Madrid. "Es muy ilusionante para mí regresar después de este descanso de unos meses con un programa dedicado a los sueños, que ayuda e inspira a la gente a intentar convertir en realidad sus sueños", comentó Sánchez Silva.
La presentadora vuelve a la televisión seis meses después de que su marido, Mario Biondo, fuese encontrado muerto en el domicilio que compartían en Madrid, una muerte que Sánchez Silva aclaró el 3 de junio, días después del deceso, al publicar un comunicado en el que señalaba que su esposo "no se suicidó", y que las circunstancias "apuntan claramente a un trágico y desafortunado accidente".
En La incubadora, que se emitirá el lunes como efecto "llamada" a nuevas propuestas y se relanzará en las próximas semanas, Sánchez Silva acompaña y aconseja al emprendedor en todo el proceso de su aventura empresarial, desde el principio de su idea y sus debates familiares, a la búsqueda de financiación, pasando por las "trabas" administrativas que están "frenando" a estas personas.
"Queremos averiguar si el emprendedor está amparado como debería estar, que al final haya una reflexión sobre este tema", añadió la presentadora.
Por su parte, Enrique Darriba, director general de la productora 60dB, que factura el programa para Cuatro, aseguró que "no es tan sencillo emprender, aunque todo el mundo diga que es fácil". De las 2.500 propuestas que han llegado al programa, "más de la mitad tienen que ver con bares y restaurantes", añadió Darriba. El espacio espera que el "efecto llamada" del estreno les acerque casos como el de tres abuelas de Priego de Córdoba que están montando una fábrica de dulces o el de un grupo de sevillanos que quiere patentar un cobertor para la lluvia para los porteadores de las procesiones de Semana Santa, que se verán en próximas entregas.