Madrid. Después de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, Luján Argüelles dedica, desde hoy, sus mejores artes de celestina a encontrar pareja a las madres de estos personajes tróspidos, es decir inclasificables o peculiares, protagonistas de algunos de los programas más vistos de Cuatro. "Quién quiere casarse con mi madre? (QQCCMM) se recrea en ese universo tróspido convertido ya en un género en sí mismo", explicó ayer ante la prensa el director de producción de programas de Cuatro, Mariano Blanco. El espacio buscará el amor para cinco mujeres maduras que escucharán los consejos de sus hijos para evaluar a los pretendientes.

Paulina, profesora de fittnes y "expija", según su hija Blanca, tiene claro que no quiere "un hombre sin dinero". Charo, policía local y aficionada a las motos, ha descubierto en la televisión "un mundo alucinante" mientras que con la ayuda de su hijo Kike busca una relación en la que surja "la oxitocina", según aseguró ayer. Mar, dramaturga, buscaba junto a su hijo Javier "aventura y amor", y ayer afirmó haber encontrado "las dos cosas", mientras Toñi, consejera de empresa y la única que repite ante las cámaras tras aconsejar a su hijo Gabi en el programa original, apostilló habérselo pasado "muy bien, al contrario que la vez anterior", en su búsqueda de "un Tarzán" para su vida.

HISTORIAS PERSONALES Teresa, administrativa de profesión de 55 años y que aparece en el espacio con su hijo Nico, indicó que en este programa ha "conocido el amor, y ha sido preciso", algo que no se podía "imaginar" a "estas alturas" de su vida, en la que vio cómo se rompía la relación con el padre de su hijo cuando iban a casarse. Esta es la historia personal preferida de la presentadora del programa, quien explicó tras la rueda de prensa sentirse "mucho más identificada con este grupo de mujeres" que con los tróspidos que protagonizaron el programa original, cuya segunda edición se cerró la semana pasada con el 10,3 de cuota de pantalla (1.608.000 espectadores).

"Me identifico bastante con estas madres, aunque ellas ronden los 50 y yo tenga 36, porque las mujeres tenemos una manera de enfrentarnos al amor peculiar, ni mejor ni peor, distinta", explicó la periodista asturiana, quien añadió además que "las mujeres de cierta edad, a la hora de ser claras, son muy claras".