ES posible que los del PP no se den cuenta de lo cerca que nos están dejando los nuevos fascismos con sus decisiones de mayoría absoluta sobre la televisión y la penalización de decisiones personales. Su ramificación en diferentes canales del nuevo medio de TDT es algo palpable, que sigue creciendo. Puede que ahora que se cumplen 30 años de aquellos días en los que hicieron desaparecer a Lasa y Zabala, los socialistas piensen que ya no merece la pena recordar las decisiones fascistas que se tomaron en aquellos años en los que los asesinatos fascistas de ETA lo manchaban todo. La televisión vivió aquellos años como una gran mentira. No hay más que revisar los pocos informativos que han dado el salto a Youtube. Hay voluntad de negar que todo aquello hubiera pasado y, por lo tanto, hoy no habría que recordarlo.
Hoy tampoco estamos lejos de aquellas mentiras ni de los olvidos interesados de las partes ni de la cal viva que se echó sobre los asesinados y la memoria. Hay excepciones: ayer en Sin ir más lejos de ETB2, Claudio Landa entrevistó al forense Paco Etxeberria. Todo un referente contra la falta de memoria que aducimos con lo que no nos interesa. Paco habló claro sobre la responsabilidad de ministerio del Interior que no reprobó nunca las acciones delictivas o directamente criminales de sus funcionarios. De funcionarios criminales, precisamente fue el estreno de Telecinco. Emitió el primero de los dos capítulos de la serie Niños robados. Un fragmento de la historia contemporánea que demuestra cómo es posible que en una sociedad se produzcan episodios de cruel injusticia y abuso de poder por parte de los funcionarios y de los que viven en los intersticios del poder para succionarlo. Hay episodios de nuestra historia can tanta cal que ya no se entienden. Habría que volver a grabarlos.