madrid. David Janer ha vuelto a enfundarse el traje de Águila Roja con la convicción de que tener trabajo hoy día "es ya un premio" y por tanto no necesita ninguna motivación para seguir con un papel que estrenó hace cuatro años y para el que mantiene el entusiasmo "viendo las cifras del paro". "Estar trabajando ya es un premio. No me planteo cambiar de registro por el momento", confesó el actor catalán en el plató de Madrid donde se recrean la villa y palacios que acogen las tramas de amores, intrigas y aventuras de la serie Águila Roja, que volvió ayer a TVE para recuperar los 6 millones de audiencia que dejó hace 16 meses.
Janer confía en que pronto se despejen los nubarrones de incertidumbre sobre la audiencia que sobrevuelan sobre esta producción de Globomedia, sometida por otra parte a los recortes presupuestarios de la televisión pública. Dos cuestiones que Janer (Granollers, 1973) ha vivido "con incertidumbre", pero con la confianza de que, una vez en antena, el público dé "continuidad" a esta quinta temporada de la serie, compuesta por 13 episodios. "Hemos parado la sexta temporada esperando la audiencia de esta, que nos dará una orientación", apunta el protagonista de la serie tras finalizar el rodaje de nuevos episodios, que podrían sumarse a la actual temporada o iniciar una nueva. Sobre el recorte presupuestario, el actor explica que "el público no va a notar la diferencia"; sí la han notado los actores con el "sobre esfuerzo" de trabajar sus escenas "en menos tiempo", lo que lleva a "mayor tensión y responsabilidad".
La quinta temporada llega para su personaje con grandes novedades: por fin decide pedirle a Margarita (Inma Cuesta), que se case con él, aunque antes se debate entre los amores de Mariana (Mónica Cruz), la pirata que se esconde de la Justicia en su casa, y Eva, una carismática aristócrata interpretada por Marta Etura. Estas son dos de las incorporaciones al reparto, además de las de Loles León y Carlos Areces, dos personajes que darán "un color muy especial a la serie", apunta Janer. Por su parte, el actor explica que lo más difícil para él sigue siendo montar a caballo, porque "decir tu texto encima de un ser vivo es complicado, a veces nos reímos con el director al recordarle que un caballo no es una moto y no se puede parar siempre donde está previsto".
En los meses que ha estado sin grabar no ha tenido que rechazar demasiadas propuestas de trabajo y ha aprovechado para acabar Filosofía y Letras, aunque no lo ve como una salida profesional, sino "como una cuestión personal". "La filosofía me llena y me sirve para desconectar, para centrarme más en mí y conocerme", señala sobre su licenciatura, y confiesa que a la profesión de actor le vienen bien doctrinas como el estoicismo, "para mantener la cabeza centrada y los pies en el suelo", y a la sociedad en general en su parte de "asombro" y "crítica" ante las noticias de cada día.