ANTONIO Lobato demostró el domingo en el gran premio de Bahréin que además de ser el mejor retransmitiendo este espectáculo (llamarlo deporte me parece contradictorio) tiene buena vista. Enseguida se dio cuenta de que a Fernando Alonso no se le bajaba el DRS. No piensen mal: se trataba de un sistema por el cual el alerón trasero se baja y ofrece menos resistencia al aire. Tuvo que entrar un par de veces en boxes para que se lo bajaran a golpes. Tanta tecnología punta y al final fue todo uno darle un manotazo y el piloto salir pitando. Para un día que no había que madrugar no pudimos ver mucho. Porque la retransmisión de las carreras tiene una componente subjetiva importante. Ya me dirán si todo el mogollón de vueltas se lo pasan siguiendo al coche de Vettel que se puso el primero y ya nadie le pudo seguir en toda la carrera. Los alicientes de la nueva F1 los dan los neumáticos. Que si los eliges blandos te duran poco y luego tienen que conducir con las alambres. Y viceversa: si optan por los duros votan más y no tienen tanto agarre aunque luego duren y duren. Vamos como le está pasando a Amar es para siempre. Antes cuando estaba en TVE sus neumáticos blandos hacían que sus tramas fueran más creíbles más pegadas a la realidad. Ahora con los duros las tramas se precipitan hacia el futuro sin el sosiego que tuvieron. Quizás por eso sea práctico que los espectadores nos hagamos con el TVShow. Un sistema que nos refresca la memoria sobre lo que paso en el último capítulo sin tener que fiarte de esos resúmenes amañados que suelen hacer en Gran Reserva, donde tan pronto te chivan a quién van a disparar ahora que te repiten algo que pasó hace un mes. No sé yo si funcionará con los antiguos. Este fin de semana vi que reponían en la 2 Anillos de oro. Pasa el tiempo pero Imanol Arias siempre en casa: el aliens de la tele. .
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