hABLABA Vasile en una entrevista de que en Telecinco había un despacho donde guardaban los proyectos que nunca llegaron a buen puerto. No dijo el número aunque este es un dato irrelevante. No es lo mismo no estrenar Titanic y meterla en un baúl que hacer lo mismo con un corto hecho con la cámara de vídeo del teléfono móvil. Buena parte de los éxitos del futuro se están estrenando en Internet antes de que los gurús les echen las redes. Aquí en la habitación de los proyectos fracasados meterán el Cheers de Resines y compañía. Esa copia que alguien sacó del armario fuera de lugar. Lejos de entrar en la polémica más que nada por miedo a lo que me diga Resines, conviene pensar que parte de la obra ya la habían estrenado con Los Serrano, además de otras en las que él mismo hacía de mudo poniendo tapas. De Resines se ha dicho de todo. Tengo una hermana que cada vez que lo ve dice que se imita a sí mismo y conozco otra gente que tiene verdadera pasión por él. Lo cierto es que alejado del cine los papeles en los que ha intervenido Resines son siempre similares y es parecido el rol que aporta a sus personajes. Vamos, que pienso más como mi hermana que como esos que aseguran que el mismísimo Charlot se quedó prendado de su vis cómica cuando visionó algún filme de la década de los 80. Muchos de los programas que descansan en el despacho del que hablaba Vasile habrán sido apartados de manera injusta. Los senderos de la televisión son insondables. Hace poco decía Imanol Arias, el mismo que lleva una vida de interino en Cuéntame y Un país para comérselo, que el PSOE había dado el dinero de TVE pública a sus amigos. Luego aparece el Willy Toledo con un libro en el que asegura que Imanol Arias más que un actor es todo un empresario de la televisión con pocos escrúpulos. Ya ven no hay comentarios inocentes.