EN el mismo informativo vemos instantes inquietantes de cómo la realidad es pesadilla. Desde Chile una cámara se filtra por una sonda hasta las entrañas de la tierra donde han quedado atrapados varios mineros. Paralelamente la BBC, ofrece la primicia del parón que ETA da al resto del mundo con máscara y txapela. Entre medio, la angustia y el desasosiego de los espectadores por no intuir el final de ninguna de las dos escenas. Ayer se supo que en Chile se va a intentar un tercer plan de rescate que pueda abreviar la agónica situación de los mineros. En la escena presentada por la BBC las tres individuos acaban levantando el brazo con gesto de triunfo de los guerrilleros. De nuevo la voz de la mujer que acaba su alegato sin quitarse el pañuelo, que como en la anterior ocasión, podría ser el momento televisivo más destacado de la década. En la mina de Chile sigue la vida debajo de miles de toneladas de escombro aunque con la determinación de que, de una u otra forma, se alcanzará el estrato donde se encuentran los mineros. Con el final encapuchado se mantiene la incertidumbre sobre las posibilidades de que el alto el fuego ni se trabaje desde fuera ni desde dentro. Esta semana hemos visto el robado de la foto de Marta Fernández, la presentadora de los informativos de Telecinco que aparecía en topless al lado de su novio. Lo mejor de esa instantánea era la cara de normalidad de la presentadora una vez que se da cuenta de que un fotógrafo la ha inmortalizado. Mientras las máquinas avanzan por tres frentes hacia los mineros, la paz por estos lares prosigue en la penumbra que permite los filtros gubernamentales y el tejido espeso de las capuchas. Entre tanta incertidumbre las fotos de Marta Fernández tranquila y pillada en su normalidad de las vacaciones son una maravilla. Estaría bien que a su regreso de la playa nos diera un par de buenas noticias.
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