vitoria. De un día para otro, Olatz Arrieta cambió Gorky Park por Central Park. Ya conoce 41 de los 50 Estados Unidos y le encanta leer el New York Times los domingos. Su peor momento, el 11-S; el mejor, la victoria de Obama.
Estaba viviendo en Moscú y de repente se fue a Nueva York. ¿Le dio un ataque de capitalismo o decidió convertirse en agente doble?
Lo del espionaje siempre me ha llamado mucho, pero no. Llevaba tiempo pensando en hacer un Máster en Política Internacional en Estados Unidos y tras la súper interesante experiencia internacional en Moscú me animé a venir a Nueva York a estudiar.
Por cierto, ¿cómo había ido a parar a la capital rusa?
Llevaba varios años aprendiendo ruso en Donostia, porque me encantaba todo lo relacionado con la Guerra Fría y el Telón de Acero. Según profundizaba en la lengua y la cultura rusas, tenía más ganar de ir. En Euskadi Irratia me dieron la oportunidad de hacerles de corresponsal y me fui para un par de años.
Cuando se canse de Nueva York, ¿ha pensado ir a Pekín? De superpotencia a superpotencia...
Dicen que será en el 2030 cuando China supere a EEUU como primera superpotencia económica. Quién sabe, todavía queda un rato.
Nació en un caserío de Astigarraga, pero después sólo ha vivido en grandes ciudades...
Me fui directamente de los 3.000 habitantes de entonces en Astigarraga a los 9 millones de Moscú. Me quedé fascinada con la capital rusa y con la variedad de gentes, con el ritmo frenético de las grandes ciudades. De todas formas, de vez en cuando me tira lo verde. Central Park es uno de mis lugares favoritos y en Moscú andaba mucho por Gorky Park.
¿Qué tal lleva la diferencia horaria? ¿Los directos le pillan en pijama?
Lo llevo bastante bien. Los directos suelen ser a las 8 y 9 de la mañana para el informativo del mediodía y a las 2 y 3 de la tarde los de la noche.
¿A qué hora tiene que levantarse?
Si tengo directos para el mediodía, me llaman a las 6 de la mañana. Si no suena el teléfono me despierto a las 7. Por la noche mando la crónica para el día siguiente para Euskadi Irratia a las 9 de la noche y para las 11 estoy en la cama.
En una ciudad con tantas tentaciones, ¿tiene que obligarse a ir a casa a descansar?
Al principio, como todo el mundo que aterriza aquí, no paraba de un lado a otro, siempre había miles de cosas interesantes para ver o hacer. Ahora me lo tomo con más calma y ya no me agobio si no he visto el último grito en restaurantes o el último éxito en Broadway.
¿Es más problema encontrar noticias o hacer la selección?
Lo difícil es elegir una noticia de la riada de información diaria. A veces me sorprendo de la cantidad de noticias de Estados Unidos que recogen todos los medios del mundo, pero es el reflejo del poder que tiene este país. Cuando le toque a China pasará lo mismo.
¿Qué temas le gustan más y cuáles no le gustan nada?
Me gustan muchos temas: Casa Blanca, sobre todo política exterior; las intrigas diplomáticas de la ONU, el mundo de las nuevas tecnologías y los temas sociales. No me gustan los deportes, pero afortunadamente no me toca cubrirlos.
En una década se habrá hecho una idea de cómo son los estadounidenses. ¿Ya les entiende?
Me atrevo a decir que entiendo cómo funciona este país y cuáles son las distintas formas de pensar de la gente, es necesario entenderlo para poner en contexto las noticias.
¿Qué saben ellos de los vascos?
En las ciudades grandes como Nueva York y entre la población que viaja fuera de EEUU, que es poca, conocen la gastronomía, los Sanfermines, el museo Guggenheim Bilbao, el euskera y los atentados.
¿Le toca hacer muchos temas de la comunidad vasca en EEUU?
Cada vez más, porque cada vez hay más vascos que vienen aquí a hacer todo tipo de cosas, desde artistas a empresarios.
¿En qué cadena ve las noticias?
En diferido por Internet. Por las noches veo el informativo nacional diario de las tres grandes -ABC, CBS y NBC-. Durante el día zapeo las cadenas de 24 horas de noticias como CNN o MSNBC.
¿Qué opinión tiene de las grandes cadenas del país?
No me gusta que haya tanto reality show, pero las series y los informativos en general me parecen de mucha calidad. La pena es que este país siempre se está mirando el ombligo y dan muy poca información internacional. Además cada vez hay más amarillismo en las cadenas de 24 horas de noticias.
¿Tiene que hacer muchos viajes fuera de Nueva York?
Cubrimos casi todo desde aquí, pero cuando salgo a donde más suelo ir es a Washington. Luego están los viajes puntuales, como al Golfo de México por el vertido de petróleo, y los que se repiten en el tiempo como la comunidad vascoamericana en la Costa Oeste o los Oscar en Los Ángeles.
Desde aquí parece que la popularidad de Obama cae rápido. ¿Se ve allí igual?
Las encuestas dicen claramente que los ciudadanos no están contentos con su gestión, está por debajo del 50% de popularidad y en lo que más le suspenden es en economía. El desempleo y el derrumbe del mercado inmobiliario han dejado en la ruina a millones de personas que no ven luz al final del túnel.
¿Las elecciones de noviembre le van a dar mucho trabajo?
Serán más suaves que las presidenciales. Las campañas al Congreso y a gobernadores no se cubren igual. De todas formas, los resultados se siguen mucho en la prensa internacional porque se ven como un referéndum sobre el presidente.
¿Qué es lo que más cuesta arriba se le hace de su labor diaria?
Hacer gestiones para poder grabar reportajes. En muchos sitios no les interesan los medios extranjeros, ven una cámara de televisión como vehículo publicitario y si no tienen nada que vender fuera de Estados Unidos te dan largas.
¿Estaba el 11-S en Nueva York? ¿Ha sido su peor trago profesional?
Sí, estaba en Nueva York, ya llevaba 5 años en la ciudad y como residente me afectó vivir la tragedia en la que murieron tantos neoyorquinos. Cubrir una noticia con víctimas es siempre un mal trago.
¿En qué acontecimiento se alegra de haber estado presente?
En la llegada de Barack Obama a la Presidencia. Ver cómo se rompía una barrera racial y el ambiente de ilusión que había entre mucha gente fue muy bonito.