la visita de los Obama a Marbella ha caído como agua de mayo en mitad de este tórrido verano televisivo sin novedades a la vista. Una sorpresa a la que algunos ya le han puesto cifras. Dicen que la repercusión del viaje podría alcanzar los 800 millones de dólares. Un cálculo aproximado si vendiéramos como publicidad los espacios que van a ocupar los Obama en los medios. Y es que, según dicen, unas 660 televisiones darán las noticias relacionadas con la estancia de la familia del presidente norteamericano en esta ciudad costera. Buena falta le hacía después de que sucesivas bandas de salteadores la hayan dejado marcada y famélica. Pero no cuadra que alguien decida visitar Marbella por esta visita. El tirón que se le concede no se corresponde con la realidad. Ya, si me dijeran que esto lo hacen Casillas y Sara Carbonero pues igual resultaba más certero. Lo digo porque, aunque muy tarde, ha salido un estudio elaborado por Aegis Media mientras se celebraba el partido de la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. En él se calculó que, agárrense los machos, el 88,1% de los españoles mayores de 14 años que estaba viendo la televisión vio, un poco más o un poco menos, aquella agónica final con Holanda. Por si hubiera alguna duda, de nuevo el fútbol y la televisión se aliaron como tándem imbatible contra el que el resto de los espectáculos no tienen nada que hacer. Ahora que comienzan los partidos amistosos, ayer mismo el Barça lucía su vitola de equipo universal haciendo caja en Corea mientras jugaba una pachanga. Eso sí, los coreanos pusieron como condición para pagar que jugara Messi. Y ya que estamos de cifras si alguien calculase la pasta equivalente de promoción que del mundo del fútbol se hace en televisión el resultado rozaría cifras escalofriantes. Lo de los Obama en Marbella al lado de Ronaldo y compañía es simple calderilla.