Vitoria. Gorka Otxoa es uno de los actores vascos que triunfan en producciones de cadenas estatales. Este domingo comienza la nueva temporada de Doctor Mateo con personaje fijo en la serie. Será quien le de la réplica al antipático médico de San Martín del Sella (Lastres). Si el titular de la plaza es borde hasta decir basta, el sustituto es simpático e inocente. Está contento de haberse metido en una de las producciones que más éxito de audiencia ha cosechado en las dos temporadas que se han emitido en Antena 3. Combina su trabajo en televisión con las representaciones de La ratonera de Agatha Christie. En Euskadi, tiene pendiente de estreno la última temporada de la serie Mi querido Klikowsky.
¿Cómo va a ser su papel?
Voy a hacer de médico sustituto del doctor Mateo. En el último capítulo de la temporada anterior él se fue a Nueva York y llegué yo. Ahora él ha vuelto de nuevo, mi personaje le admira y quiere quedarse por todos los medios, y lo consigue. Ahí se quedan los dos médicos mano a mano y la trama da lugar a situaciones muy divertidas.
¿Igual de antipático que Mateo?
Para nada. Interpreto a un chaval que ha salido de la Facultad con muy buenas notas y tiene muchas ganas de currar. Yo trato mejor a la gente, soy más inocentón, soy mucho menos borde que el doctor Mateo. Soy el contrapunto al otro médico. Él sigue con su bordería, con su rigidez y con su personalidad. Mi papel me hace ser risueño, más majetón y la gente me quiere.
Cae usted en una de las series de mayor éxito...
Pues sí. Es algo que no te esperas y que surge en un momento dado. Lo último que había hecho fue Cuestión de sexo y el programa de humor de Cuatro Saturday Night Live.
¿Ha decidido abandonar Euskadi de forma definitiva?
Hay que currar por todos los lados. En Euskadi hay poco curro para nosotros, si hubiera trabajo allí no me habría ido. En Donostia estaba encantado de la vida, aquí también lo estoy. El tiempo pasa volando, pero llevo ya cinco años en Madrid. Tengo mi cuadrilla, mi novia, con la que vivo y soy muy feliz. Hago mi vida aquí, pero en cuanto puedo me voy a mi tierra; a ver a mi familia, mis amigos de toda la vida, mi mar, mis pintxos, ésos no pueden faltar.
¿Qué es lo que le ofrece Madrid a un nivel laboral?
Además de muchas más posibilidades, Madrid tiene proyectos muy interesantes pero puedo compaginar mis trabajos aquí con los de Euskadi. Hice un personaje fijo en Mi querido Klikowsky en la última temporada, la que queda por estrenar. Cuando hay proyectos interesantes en Bilbao o en Donostia, yo encantado de ir para allá. Me viene bien estar también un tiempo en mi tierra.
¿Tuvo que pasar un casting para "Doctor Mateo"?
No, porque ya me conocían mucho, trabajo con la misma productora que en Cuestión de sexo, los mismos directores de casting, y me he librado de hacer las pruebas, de las presiones y de los rollos que eso lleva. Cuando diseñaron el personaje, me llamaron directamente, pensaron que podía encajar muy bien y yo, que ya conocía la serie, pensé: "De cabeza allí me voy".
¿Siempre papeles de comedia?
Ahí me tienen, pero también hago dramáticos, lo que pasa es que los hago más en teatro. Ahora mismo, estoy haciendo La ratonera de Agatha Christie. Estamos en Madrid de temporada, vamos a estar todo el año entero. En esta obra represento al sargento-detective que llega a la mansión convertida en fondo. Es una obra de todos conocida, mi personaje es muy dramático y muy diferente a todo lo que he hecho hasta ahora. En verano hice una película en la que también mezclaba el drama y la comedia. Voy alternando registros, pero es verdad que el público me reconoce más como un actor de comedia.
¿Qué le gusta más?
Cualquier registro es interesante y apasionante si el guión es bueno. Hay papeles que interpretas que están más próximos a tu personalidad. El papel de La ratonera no tiene nada que ver conmigo y la verdad es que lo disfruto muchísimo también. Mientras pueda compaginar diferentes personajes y diferentes géneros me siento muy bien, es un auténtico lujo.
¿Qué echa de menos de su tierra?
Como todo el mundo, echo de menos a la familia y a los amigos. Pero, fíjate, echo mucho de menos las montañas y el mar. Antes pasaba del mar, lo tenía tan cerca que a veces ni me fijaba, pero ahora cuando voy por el Paseo Nuevo siento una atracción especial, quizá porque sé que voy a estar poco tiempo. Ocurre siempre: cuando tienes las cosas cerca no les das el valor que luego tienen cuando están alejadas. El comer de mi tierra también es algo que se echa de menos. Soy muy de los pintxos de Donostia, es que soy muy de comer, y cuando estoy allá no perdono mis pintxos de foie.
Madrid es mucho más estresante, ¿no cree?
Evidentemente, es una ciudad más grande, las distancias son enormes, los atascos inmensos. Yo a la hora de hablar de Madrid lo miro en positivo; lo que te decía antes, oportunidades. Una ciudad tan grande tiene muchas más posibilidades, no sólo a nivel de trabajo. Puedes ver muchos conciertos, teatro, tiendas, bares, restaurantes raros y diferentes. Madrid es más variedad, más locura, más estrés, mucho tráfico… Pero la verdad, estoy encantado, he hecho mi vida aquí. Está mi novia, ¿te lo había dicho?
Sí, me lo había dicho.
Pues eso, que estoy feliz. Vine con un poquito de reticencia y pereza, pero la verdad, estoy felicísimo. Ir a mi casa de Euskadi en cuanto puedo es también lo que me hace estar tan contento.