LA desconexión analógica es como la cuenta atrás de la NASA pero al revés. "Procedemos al apagado" dijo el ministro Sebastián presionando el botón como si se tratara de un enfermo terminal. Una despedida tecnológica, eso sí, como si con ella cerrara las escotillas de un submarino antes de la inmersión o precintara las compuertas despresurizadas de un cohete espacial. Ahí se ha quedado la señal analógica como un agujero negro o un palacio abandonado en el que en cualquiera de sus paredes pudiera leerse el mensaje: "La programación de TV analógica ha dejado de emitirse por este canal. Puede seguir visualizando este programa en TDT. Más información: 901 2010 04". Habrá gente que se conforme con eso: encender la tele para ver ese mensaje como si fuera una señal del más allá. El resto hemos partido en la nave incierta de la TDT a la aventura. En busca de otras galaxias de la imagen que nos hagan soñar. Ahora que es hora de morir como los replicantes de Blade Runner podremos decir a las nuevas generaciones: "He visto cosas que vosotros no creeríais: tocar apartementos más allá de las playas de Torrevieja, hemos sobrevivido a los zoom de Valerio Lazarov recorriendo las lunas de Aplauso, doblar en la oscuridad las cucharillas de Uri Geller, vivir en un barco varado y luego morir a Chanquete de Verano Azul en el Orion mediterráneo. Hemos visto rayos C brillar en los ojos del leoncito que Induráin recogía a diario en el Tour de Francia y a Coco comerse toneladas de galletas. Y, por fin, vimos la luz tras las oscuridad con la frase: "Franco ha muerto". Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora, de morir" Pero ojo: hasta saber si se puede ver la ETB en TDT algunos seguiremos analógicos. A ver si nos vamos a quedar sin pelota y sin saber quién conquista el fin del mundo este año.
- Multimedia
- Servicios
- Participación