Si mira en su nevera o despensa ahora mismo, ¿cuántos alimentos son de kilómetro cero? Probablemente pocos. Quienes hacen la compra con frecuencia saben que llenar la despensa no es solo una cuestión de precio o variedad. También lo es de conciencia: cada elección que se hace en un supermercado o una tienda influye directamente en la economía local, la salud y el medio ambiente. En Álava, el consumo de productos de cercanía aún es minoritario, pero existen formas sencillas y realistas de incorporarlos a la rutina semanal. Aquí van siete claves para lograrlo.
Priorice tiendas y comercios con producto local
Fruterías de barrio, carnicerías tradicionales o pequeñas tiendas de alimentación suelen trabajar con proveedores cercanos. Curiosamente, son precisamente este tipo de tiendas las que van desapareciendo de las calles de Álava. Preguntar por el origen de los productos, interesarse por el nombre de los productores o leer las etiquetas ayuda a tomar decisiones más conscientes. En muchos casos, los propios comerciantes pueden orientarle sobre qué alimentos son de temporada y quién los ha producido.

Etiquetado geográfico
Los sellos como Eusko Label, Producción Ecológica del País Vasco o indicaciones como producido en Álava son aliados clave. También lo son los códigos de trazabilidad de frutas y verduras. Si ve que el producto ha sido cultivado, procesado y envasado a menos de 100 kilómetros de donde reside, está frente a un artículo de kilómetro cero.
Productos de temporada
Consumir de forma local implica también adaptarse al calendario natural. No tiene sentido llenar el carrito con fresas en noviembre o tomates en pleno invierno. Los productos fuera de temporada suelen ser más caros y menos sabrosos. Además, su huella ambiental es mayor: llegan en avión, se cultivan en invernaderos o requieren conservación en frío durante semanas. En cambio, seguir el ritmo de la tierra tiene ventajas claras. Mejora el sabor. Cuida el entorno. Y ayuda a organizar mejor la compra. Por ejemplo, los guisantes y espárragos están en su punto en primavera. Las manzanas y los pimientos, en otoño.
Revisar el origen en supermercados
Las grandes superficies ya incorporan productos de kilómetro cero, buscando apoyar a los productores locales. Solo hay que buscar las secciones especiales de producto local o marcas del entorno (queserías, panaderías, huertas, etc.). Muchas cadenas incluyen ya apartados específicos de kilómetro 0 o producción local, especialmente en carnicería, charcutería y frutería.
Comprar en cooperativas o grupos de consumo
Algunas cooperativas agroalimentarias venden directamente al consumidor o permiten hacer pedidos semanales de fruta, verdura, carne o huevos. En Vitoria, puede hacerlo en Basaldea o en los mercados de abastos como el de la plaza de Santa Bárbara en Vitoria. También están los huertos urbanos. Esta opción reduce intermediarios, garantiza frescura y fomenta una economía más justa.

Evitar productos importados sin necesidad
En la medida de lo posible, hay que reducir la compra de frutas o verduras fuera de temporada que vengan de otros países. Optar por una lechuga de la Llanada Alavesa en vez de una iceberg de Sudamérica, patatas de Valdegovía en lugar de las importadas o un paté de Elciego en lugar de uno de Francia, marca una diferencia importante tanto en sabor como en impacto ecológico y económico.
Planificar la compra con intención
Un cambio de hábitos no empieza en el carrito, sino en casa. Revise su despensa antes de salir, haga una lista que tenga en cuenta los productos locales y adapte sus recetas a lo que esté disponible. Así conseguirá reducir el desperdicio alimentario y le permitirá mantener una dieta equilibrada y alineada con su entorno.
Consumir productos de kilómetro cero no exige grandes sacrificios ni cambios radicales. Basta con estar atentos, preguntar más y dejarse guiar por el sentido común. Cuanto más cerca se produce lo que comemos, más control tenemos sobre su calidad, su impacto ambiental y su contribución a la economía de Álava.