La calefacción es fundamental durante el invierno o los meses más fríos ya que nos proporcionará el confort y la temperatura que deseamos en nuestro hogar. En la actualidad, según el Instituto Nacional de Estadística, el70,3% de los hogares españoles disponen de calefacción y la tendencia aumenta con el paso de los años.

El avance de la tecnología y la preocupación por el medio ambiente ha hecho que los tipos de calefacción vayan aumentando, que no se limiten a los tradicionales de gas y eléctricos. Informarse y conocer las características y las ventajas y desventajas de cada una de las opciones, atendiendo a la energía consumida, será clave para hacer una buena elección a la hora de pensar en la temperatura de los interiores.

Calefacción de gas

Este es uno de los sistemas de climatización más extendidos. Se basa en la combustión de gas natural en una caldera que calienta unos tubos por donde circula el agua y, al incrementarse la temperatura del tubo, aumenta también la del agua. El agua caliente puede dirigirse a radiadores o a una instalación de suelo radiante por agua. Entre sus puntos fuertes encontramos que es capaz de calentar con rapidez espacios amplios. Sin embargo, también tiene sus inconvenientes. La vida útil de una caldera es menor a la de otros sistemas. Además, tras su combustión siempre quedan restos en la caldera que necesitan ser limpiados, lo que provoca que este tipo de calefacción requiera un mayor mantenimiento para evitar riesgos.

Calefacción eléctrica

Según el INE, el 18,6% de los hogares españoles eligen la calefacción eléctrica para calentarse, pese a que se requiere un alto consumo eléctrico para generar calor. El funcionamiento de la calefacción eléctrica se basa en circuitos en los que se colocan resistencias que se calientan convirtiendo esa energía eléctrica en energía calorífica. Hay varios dispositivos:

• Radiadores eléctricos: Según consumen energía generan calor, no pudiendo acumularlo. Tienen un consumo muy elevado de luz. Existen tres tipos: secos, de fluido y cerámicos. La diferencia entre ellos está en el tiempo que tardan en alcanzar el máximo de temperatura y en el tiempo que son capaces de mantener el calor acumulado.

• Acumuladores: radiadores que almacenan el calor y lo liberan de forma continua o regulable.

• Suelo radiante: su canalización se integra bajo el suelo de la vivienda, aunque en ocasiones se utiliza en paredes y techos. Su coste de instalación es más elevado, pero es más eficiente.

• Bomba de calor: permite tener calefacción en invierno y aire acondicionado en verano en un mismo equipo. Con este sistema de calefacción el calor se dispersa antes.

Calefacción de gas propano

El gas propano se obtiene de diversos yacimientos de petróleo y gas natural y, mediante diferentes procesos, se convierte en líquido para distribuirlo y usarlo a nivel industrial y doméstico para cocinas, calefacciones o calderas de agua sanitaria. Su precio es elevado. Se distribuye a granel (un camión cisterna rellena el depósito que una persona ha instalado en su parcela), envasado (bombonas) o canalizado (varias viviendas se conectan a un gran depósito central) y se conecta a los diferentes sistemas para servir como fuente energética.

Cada cosa por su nombre

Calefacción de gas butano

Las viviendas o pequeños negocios sin acceso al gas natural pueden instalar un sistema de calefacción que consiste en conectar los radiadores a una caldera que a su vez se conecta a la bombona de gas butano. Existen diferentes aparatos generadores de calor que funcionan con estas bombonas de butano: los fijos, los portátiles, los de exterior o los de interior.

Calefacción de gasoil

Un 7% de los hogares utiliza calefacción con caldera de gasoil para calentar sus hogares y proporcionar agua caliente para las duchas y el lavado. Es un sistema que necesita de una caldera de gasoil para quemar el carburante y calentar el agua que viaja a través de la casa y que a través de radiadores u otros sistemas proporciona calor. Su suministro se basa en la instalación de un depósito que ha de ser rellenado por la distribuidora. Actualmente es un sistema muy caro.

Calefacción de biomasa

En este sistema el calor se obtiene mediante la combustión de materiales como la leña, el pellet (producto totalmente natural elaborado a partir de serrín) u otros tipos de combustibles naturales. Se trata de una fuente 100% renovable, aunque su rendimiento puede ser menor a otros sistemas y hay que estar pendiente de la recarga de combustible.

Calefacción por aerotermia

Se basa en utilizar la energía contenida en el aire mediante una bomba de calor y convertirla en calefacción, refrigeración o agua caliente mediante un solo equipo. Está considerada como una fuente de energía limpia y altamente eficiente que ofrece un rendimiento relativamente alto a un coste bajo. Este sistema permite extraer hasta el 75% de la energía del aire. Contrariamente, el precio de su instalación puede ser superior a otros sistemas. Es compatible tanto con suelo radiante como con radiadores de baja temperatura.

Calefacción por geotermia

Se basa en la extracción del calor del subsuelo. Es una de las energías renovables más eficientes, aprovechable en cualquier lugar del planeta, 24 horas al día, 365 días al año. Para obtener el calor de la tierra es necesario excavar y enterrar unas tuberías con refrigerante que absorben el calor del suelo y lo dirigen a la bomba de calor geotérmica que multiplica el calor obtenido y calentando el agua que circula por el sistema de calefacción. El precio de este sistema es elevado porque requiere de perforaciones, pero tiene un gran rendimiento. n

Energías alternativas

Con mucha frecuencia se suele hablar de energías renovables y, a veces, este término se sustituye por el de energías alternativas. Son aquellas que se pueden obtener de recursos que proporciona el planeta, que son inagotables: energías solar, eólica, hidráulica, mareomotriz, geotérmica o de biomasa. La idea que subyace detrás de las energías alternativas es producir formas de energía más sostenibles y menos nocivas para el planeta. La energía alternativa es limpia, renovable y abundante. En la actual situación de emergencia climática, es innegable que el futuro pertenece a las fuentes alternativas de energías. Sin embargo, la falta de desarrollo de estos mercados y la imposibilidad de llegar a cubrir la totalidad de la demanda energética que existe en la actualidad, hacen que, a día de hoy, sea necesario combinar las energías alternativas con las tradicionales para garantizar un abastecimiento estable.