La vivienda se consolida como la mayor preocupación en Euskadi, según el Sociómetro
La vivienda y la inseguridad se disparan como principales inquietudes de la ciudadanía vasca en los últimos cinco meses
La preocupación ante las dificultades en acceso a la vivienda se afianza como el principal problema social en Euskadi, según el último Sociómetro Vasco, elaborado por el Ejecutivo vasco.
De hecho, se eleva hasta el 58% el porcentaje de personas que lo menciona como su inquietud prioritaria, una cifra que no se registraba desde el año 2007, en plena burbuja inmobiliaria. El estudio, elaborado a partir de 3.030 encuestas telefónicas realizadas entre el 11 y el 14 de noviembre, esboza una sociedad que observa con preocupación el contexto socioeconómico, aunque mantiene una valoración relativamente positiva de su situación personal.
Prioridades y problemas sociales
Tras la vivienda, la situación del mercado laboral preocupa a un 42%, mientras que una de cada cuatro personas menciona la inseguridad ciudadana y el sistema sanitario. Interpelados por el contexto social y el momento actual que atraviesa Euskadi, los encuestados se refieren a la inmigración y manifiestan inquietud por cuestiones como el racismo y la xenofobia.
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Los problemas económicos representan otros de los principales problemas sociales puestos en relieve en la encuesta, pero son la vivienda y la inseguridad los que experimentan un mayor repunte.
En plano personal, las personas encuestadas se refieren al mercado laboral (24%), la economía doméstica (24%), la vivienda (23%), la sanidad (19%), así como la inseguridad ciudadana (17%). En definitiva, en los últimos meses ha aumentado, especialmente, la preocupación por las dificultades de acceso a una vivienda y la inseguridad. Infraestructuras, transporte, servicios públicos y salud personal completan la fotografía de los problemas personales.
Situación e interés por la política
Dos de cada tres personas (66%) consideran buena o muy buena la situación política en Euskadi, mientras que solo el 18% expresa la misma opinión sobre el momento político a nivel estatal. Llama la atención el fuerte repunte que experimenta el interés por la política, con datos que no se veían desde hace 30 años. Concretamente, dicho interés alcanza su máximo desde 1995: un 44% afirma estar muy o bastante interesado.
Interpelados sobre la necesidad de cambios en la política vasca, la mitad se pronuncia en términos moderados: el 50% cree que hacen falta ajustes pero no un cambio total, mientras que un 25% considera necesario un giro completo.
Las simpatías políticas sitúan a EAJ-PNV en cabeza (5,1 puntos sobre diez), seguido de EH Bildu y PSE-EE (4,4). En cuanto a valoración de líderes, el lehendakari Imanol Pradales obtiene la mejor puntuación (5,7), junto a Pello Otxandiano (5,4), siendo los únicos que aprueban.
Otros datos arrojados por la encuesta revelan que el 72% valora positivamente la economía vasca y el 37% la española. No obstante, en ambos casos, las percepciones han empeorado respecto al Sociómetro anterior, publicado en julio. La sociedad vasca sigue mostrando altos niveles de satisfacción en áreas como la vida familiar (8,4 puntos sobre 10), las amistades (8,1), la salud, el tiempo libre y el empleo. Es más, según el estudio, el indicador de felicidad alcanza los 7,7 puntos, el valor más alto desde 2014.
En cuanto a las perspectivas para las generaciones más jóvenes, el panorama cambia. El 69% cree que la juventud tendrá un porvenir más difícil, la cifra más elevada desde 2016, y se resiente la confianza en mantener una buena calidad de vida. El 52% declara tener poca o ninguna confianza en una evolución positiva, frente al 25% registrado en 2021.
Reto demográfico
En esta edición se ha preguntado a la población vasca cuántos hijos/as le gustaría tener o haber tenido. Solo el 11% afirma que no desea ninguno, mientras que el 44% preferiría tener dos y el 26% tres. Al preguntar por el número real de descendientes, una de cada tres personas declara no tener hijos/as. En resumen, el 51% de la ciudadanía vasca tiene menos hijos/as de los que le gustaría, mientras que el 44% ha visto cumplido su deseo.
En esta ocasión no se han analizado las razones que explican la diferencia entre el deseo y la realidad reproductiva, pero sí se ha preguntado por la visión sobre el futuro de la población más joven.
El reto de la brecha demográfica
El 69% cree que tendrán un futuro más difícil —la cifra más alta desde 2016—, mientras que solo el 9% piensa que lo tendrán más fácil que las generaciones anteriores. En apenas un año, este último porcentaje se ha reducido a la mitad. Esta percepción se refleja también en la escasa confianza de la población ante el futuro: el 52% tiene poca o ninguna confianza —frente al 25% en 2021—, el 32% tiene bastante confianza y solo el 14% mucha confianza.
La población más joven es algo más optimista ante el futuro que el resto, algo que también sucede entre quienes tienen estudios universitarios, conocimiento de euskera y/o se definen como de clase social alta.
Creencias religiosas
En relación a las creencias religiosas, una amplia mayoría (45%) se considera creyente, aunque dos de cada tres no practican su religión. Entre el resto de la ciudadanía, un 18% se identifica como atea, un 15% muestra indiferencia hacia la religión, un 12% se identifica como agnóstica y un 9% afirma no tener religión, aunque se considera espiritual.
Dentro del grupo de creyentes, el catolicismo es la religión predominante: cuatro de cada cinco son católicos (82%). Las principales religiones minoritarias son el islam, que representa el 5% de los creyentes, y el evangelismo, con un 4%. Cabe señalar que, entre la población extranjera, un tercio se define como creyente practicante, otro tercio como creyente no practicante y el resto no es creyente. Dentro de la población extranjera creyente, más de la mitad se identifica con el catolicismo (55%), el 21% con el islam y otro 12% con el evangelismo.